Se cumple este mes, el 75 aniversario de la muerte de Antonio Martín de la Escalera, quien fuera persona destacada de la vida social, cultural y política de la Ceuta de los años veinte y treinta del pasado siglo. Antonio Martín de la Escalera llegó a Ceuta como oficial del Cuerpo jurídico militar, y al igual que otros militares, se involucraría en la vida social y cultural de una Ciudad dominada por la presencia del Ejército. Sus preocupaciones culturales y su pasión por la acción protectora de España en Marruecos, le llevan a participar en la creación de la “Revista de Tropas Coloniales”, que se convertirá en órgano de expresión de la oficialidad africanista descontenta con la política de Primo de Rivera y sus intenciones abandonistas. El 4 de noviembre de 1923 queda fundada formalmente la revista y se publica su primer número en enero de 1924, participando Martin de la Escalera como redactor. La revista no fue solo una publicación profesional muy atenta a los temas políticos como la calificaría Ricardo de la Cierva, fue también un referente en el africanismo geográfico, histórico y antropológico con un soporte grafico excelente en el que se recogían obras de Bertuchi o Argeles así como fotografías de Bartolomé Ros.
La participación de Martin de la Escalera en la revista durante estos años se centró en trabajos de carácter descriptivo con la geografía y los tipos humanos del Rif y la Yebala como ejes centrales, con constantes referencias antropológicas e incluso con ciertos toques poéticos, lo que revela el deslumbramiento y pasión que sentía Martin de la Escalera por el Marruecos español.
En el año 1926 es nombrado vocal suplente de la Junta Municipal que había sustituido al Ayuntamiento durante el periodo primoriverista. Posteriormente se haría cargo de la dirección de la revista en sustitución de Francisco Franco, pasando a denominarse “África, Revista de Tropas Coloniales”.
En las postrimerías de la dictadura de Primo de Rivera y ante el cariz que toman los acontecimientos, se observa un giro en el pensamiento de Martin de la Escalera que queda reflejado en sus artículos, y será especialmente a partir de 1930, cuando emergen en sus escritos parte de las corrientes ideológicas conservadoras de moda, como su admiración por la política italiana y la figura del Duce, la visión organicista de la sociedad, la critica a los racionalistas del XVIII y la acción de España en África como mandato de la naturaleza. A pesar del aspecto fascistizante de este ideario, se trataba en realidad de un aspecto cosmético que escondía la radicalización autoritaria de la derecha tradicional española. En cuanto a la posición española en Marruecos, Martin de la Escalera defendería nuestra presencia en África colocando este asunto “fuera de la discusión entre las derechas y las izquierdas” anticipándose así al editorial del ABC de mayo del 31 que reclamaría ante el advenimiento de la República, una postura similar.
La convocatoria de elecciones municipales a principios de 1931 le lleva a Martin de la Escalera a colaborar con la recién formada Agrupación para la Defensa de Ceuta a través de su órgano de expresión, “El Diario de Ceuta”, que se imprimía en las mismas instalaciones que la revista “África”. La Agrupación era un partido formado por personas de relevancia social y económica en Ceuta, antiguos monárquicos y colaboradores con la dictadura.
Un partido creado ex profeso para estas elecciones ante la incapacidad de los partidos monárquicos de presentar una candidatura conservadora fuerte.
Las elecciones municipales en Ceuta, darían la victoria a la conjunción republicano-socialista y la posterior ley Azaña permitiría a Martín de la Escalera pasar a la reserva con el empleo de Coronel, centrándose en su labor profesional y en la revista.
Durante este periodo, ejerciendo la abogacía, obtuvo la absolución de Ríos Martín en un caso de homicidio en lo que hoy podríamos calificar de “caso mediático”.
En el ámbito político llegó a ejercer la presidencia del partido Acción Popular y como hijo de su tiempo, sufrió un proceso de radicalización similar al del resto de las elites políticas. A pesar de esto, mantuvo hasta el final del periodo republicano, un discurso contemporizador: aplaudió algunas actuaciones del diputado Sánchez Prado, defendió al médico municipal y militante del PSOE, Velasco Morales, de la acusación de contrabando de armas en los consejos de guerra que sucedieron a los hechos revolucionarios de octubre de 1934 e incluso solicitó el indulto del sargento Vázquez, ceutí condenado a muerte por las acciones de Asturias.
A finales de 1935, habiendo dejado ya la presidencia de Acción popular, el tono de sus escritos y discursos se tornaría más radical, denunciado las políticas anticlericales desarrolladas durante el periodo republicano.
Tras la sublevación militar, Martin de la Escalera se reincorpora al Ejército donde desarrollaría su labor hasta su muerte, acaecida en el bombardeo y hundimiento del mercante “Castillo de Olite” cuando está a punto de concluir la guerra, en la que constituye la mayor tragedia naval sucedida en un solo barco en la historia de España.
La importancia de la figura de Martín de la Escalera en la vida ceutí durante la dictadura de Primo de Rivera y la II Republica radica principalmente en su labor cultural como impulsor de la excepcional revista “África” y desde el punto de vista político, en el de haber sido el soporte ideológico de una derecha accidentalista que no pudo desarrollarse plenamente por la supremacía del Partido Radical.