Antonio Carrillo

Brilló con luz propia Antonio Carrillo Alcalá, el secretario general de los empresarios andaluces con su conferencia en nuestro Foro – Faro. Sus 25 minutos de intervención supieron a poco. Claro que quienes le acompañamos en la cena homenaje posterior fuimos unos privilegiados oyéndole hablar, fuera de programa, claro, y ya de forma coloquial, sobre el mundo sindical y empresarial en el que viene sentando cátedra desde hace muchísimos años. Qué gran embajador tenemos en este caballa. Porque Antonio no solo lleva permanentemente en su corazón a la Ceuta que le vio nacer en el edificio de los Ferragut sino que cada vez que se le solicita interceder sobre cualquier asunto relacionado con ella, lo asume como si fuera cosa propia.
Contaba su gran amigo José María Campos en la presentación como Carrillo no dudó en arrimar el hombro cuando nos dejaron fuera de la Expo-92, consiguiendo que, de alguna forma, la ciudad estuviera presente en la muestra; o a la hora de  abrir puertas para ir a Bruselas buscando dineros para la ciudad. Y por citar un ejemplo más próximo, cuando movilizó a empresarios para que propiciaran la llegada de firmas o empresas que, de alguna manera, vinieran a prestigiar la ciudad, los casos de Mc Donald, Telepizza o los multicines del Poblado Marinero.
Para Carrillo acudir a la cita con el Foro – Faro, el foro de su adorado terruño, ha significado una satisfacción mayúscula. ¿Hablar de economía? No. En otra ocasión. No era el momento. Él ansiaba ahora desnudar sus vivos recuerdos ante sus paisanos, gozar con su original análisis y recorrido por una “ciudad dual” como la nuestra, simplificándolo en la geografía, la toponimia, lo físico, lo religioso, lo comercial, lo empresarial, el deporte:  El Precio Fijo y Salvador; El Vicentino y La Campana; El Majestic y el Términus; los volaores y los burgaillos; la cerveza África Star y el Kist de Weil: El Pavana y África La Loca; la surestá y la calma chicha o el taró; D. Claudio Romero y D. Nicasio, el practicante… Genial, ocurrente, profundo. Al menos para quienes llevamos toda una vida en esta tierra y la sentimos en el alma.
Mas no todo era de color de rosa. Días antes de su charla, la felicidad que sentía por la conferencia comenzaba a verse envuelta en tribulaciones, nos confesaba en la cena después de que Rafael Montero le hiciera entrega de una placa como recuerdo del acto y le dedicara unas sentidas palabras de elogio:
“¿Rigor científico? Cero. Me preocupaba que fuera demasiado simplista y vanal, que no calara. El único valor era acordarme de tantas vivencias. Bueno, me decía yo, por lo menos allí tendré a mis incondicionales: mis tíos Manolo y Anita, mi primo Luciano, Los Ferragut…”, confesaba.
Esa placa que recibió de nuestro presidente pasará a engrosar su despacho, repleto, como los estantes del salón de su hogar, de presentes de Ceuta, algunos en lugar preferente como cuadros con panorámicas de la ciudad o la Plaza de África. Y al fondo de la estancia la biblioteca en la que, de continuo, ha de hacer sitio para colocar todo cuanto le manda su amigo Campos sobre el mismo tema. “Son mis recuerdos, que permanecerán vivos en mi memoria, vehículo vivo de mi permanente y diaria conexión con la ciudad”, nos decía.
Recuerdos imborrables de sus años jóvenes. De los cuatro primeros que vivió en la ciudad y continuando por los de estudiante de Primaria y Bachillerato en ‘El Pilar’ de Tetuán, a cuya capital tuvieron que trasladarse los suyos por motivos familiares, si bien los fines de semana los vivían en Ceuta, con los Alcalá, frecuentando con ellos tantos lugares que tan fijos han quedado para siempre en su extraordinaria memoria.
Carrillo Alcalá, a quien no conocía y del que me llevo una extraordinaria impresión en todos los aspectos, es uno de esos ceutíes que, desde la distancia, se sienten atrapados a esta ciudad por ese “ancla” sentimental de la que nos hablaba Juan Díaz. Me consta.
Y en esto del profundo cariño y encendido amor a Ceuta desde la distancia, permítanme que les diga existe también bastante hipocresía, palabras huecas y lágrimas de cocodrilo. Otro día podríamos hablar de ello. No es el caso de Antonio Carrillo, un gran valedor de su pueblo. Ahí quedó su compromiso público con el que rubricó su conferencia: “Estoy dispuesto a que me utilicéis por el bien de mi tierra”.
En nombre del ‘FORO FARO, ESPACIO DE OPINIÓN’, mil gracias querido Antonio.