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Antonio Benítez recibió un merecido homenaje a toda una vida de trabajo

El empresario ceutí emocionado, estuvo rodeado de autoridades, familia y amigos, recogió la Medalla al Mérito del Trabajo, por parte del secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado.

El secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, impuso en la mañana de ayer la Medalla al Mérito en el Trabajo al empresario de joyería ceutí, Antonio Benítez, quien llegó a emocionarse profundamente en agradecimiento a esta distinción que había recibido.
En el acto, el cual tuvo lugar en el salón de actos de la nueva sede del Instituto Nacional de la Seguridad Social y de la Tesorería General, estuvo arropado por las primeras autoridades de la Ciudad Autónoma.
Entre las mismas se encontraban el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas y el delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, al igual que el consejero de Economía y Empleo, Guillermo Martínez. Destacar, por otro lado, también la presencia del ex-presidente de la Ciudad Autónoma, Jesús Fortes y del ex-vicepresidente, Pedro Gordillo.
Antonio Benítez estuvo también respaldado por un gran número de familiares, en una saga de joyeros que él inició.
El propio presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas, unos minutos antes del acto tuvo la oportunidad de hacer un panegírico de este empresario, de quien señaló que era una ejemplo de laboriosidad y de honradez, además dejó muy claro que a lo largo de su vida había tenido tres pasiones como eran su trabajo, su familia y nuestra ciudad.
Antonio Benítez, a sus más de ochenta años, volvió a demostrar su humildad, la misma que le ha venido acompañando toda su vida, al igual que la caballerosidad que ha demostrado tanto detrás del mostrador para atender a los clientes, como el trato humano a cualquier personas que se le acerque.
Y ayer fue una de esas jornadas donde se pudo vivir lo querido que es Antonio Benítez, porque realmente no le falló nadie. A pesar de la amplitud del salón de actos del Instituto Nacional de la Seguridad Social, hubo personas que debieron quedarse de pie.
Hoy en día, Antonio Benítez no está ni mucho menos retirado de los negocios, pues aunque todos están en manos de sus hijos, no falla una sola jornada en que no se de una vuelta por cada uno de ellos, estando al tanto de cada una de las decisiones que se toma.
Sabe que ha podido transmitir a sus hijos su gran amor por la joyería, porque aunque comenzó con otros negocios al lado de su hermano a inicios de la década de los sesenta, no paró hasta que le convenció para que abrieran su primera joyería.
Antonio Benítez recibió ayer una merecida recompensa, aunque él mismo señalara que lo único que ha hecho en su vida ha sido cumplir con su obligación, pero las buenas personas al final siempre reciben los merecidos homenajes.

El homenajeado ha demostrado su amor a Ceuta por encima de todo

Antonio Benítez, que también posee la Medalla de la Autonomía de 2008, no tiene ningún establecimiento en la Península, a pesar de que no le hayan faltado ofertas. “Las he rechazado. Mire, como Ceuta no hay nada. Aquí me formé como hombre, aquí hice mis negocios, aquí he tenido mis hijos y aquí vivo. Cuando llevo dos semanas fuera de la ciudad no lo resisto.”
Opina Benítez en una entrevista publicada en este periódico que Ceuta aún es competitiva con la Península. Respecto al futuro de la ciudad es tajante. "La vida de esta ciudad siempre ha estado en el puerto, seguimos sin fábricas y sin industria alguna, así es que la solución está en ese puerto."
67 años de existencia contemplan a ‘La Esmeralda’, su gran ilusión, que le convierten por derecho propio en un establecimiento histórico por excelencia de la ciudad y una auténtica obra de arte en su género. No es fácil una trayectoria tan larga, especialmente en una localidad como la nuestra, pero el carisma, el espíritu emprendedor y el cariño a Ceuta, tanto del fundador, Epifanio Hernández, durante medio siglo, de su hijo Eduardo y actualmente de Antonio Benítez desde hace casi dos décadas, así lo han hecho posible. Todo ello junto al  resto de establecimientos de joyería que también tiene abiertos en nuestra ciudad.

La compra de La Esmeralda, su gran satisfacción

La compra de ‘La Esmeralda’, uno de los más lujosos establecimientos comerciales de la ciudad, fue el gran salto. El fallecimiento de Epifanio Hernández, el fundador, y de su hijo Eduardo años después, aceleraron la venta de la prestigiosa joyería de la calle Camoens.
"Me la propuso Laly, una de las hermanas de Eduardo. El negocio no les iba bien y tenían muchos empleados. La familia tuvo conmigo una deferencia por esa gran amistad que me unió siempre con D. Epifanio. Jamás pensé que este establecimiento podría ser mío algún día”. Unas afirmaciones sobre un establecimiento donde había tenido la oportunidad de trabajar.

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