Luis Oliva publicó hace diez años El bombardero Halifax DT-586 caído en Ceuta, un libro sobre la tragedia del avión Halifax en Ceuta. Tras leerlo, el nuevo responsable del Archivo Militar, el coronel Bustos, decidió ponerse en contacto con el autor para organizar una breve charla durante la tarde de este martes en el Casino Militar rememorando el histórico suceso.
–¿Cómo decide escoger el tema del accidente para escribir un libro?
–El tema me eligió a mí. Surge porque estando en Canarias fallece mi tío. Debido a la falta de disponibilidad de vuelos, cuando regresé, el funeral ya había sido. Al visitar el cementerio para llevarle flores, pude apreciar unas lápidas cerca de la de mi tío que me llamaron mucho la atención, con insignias y nacionalidades. Me sorprendió que eran muy jóvenes y a partir de ese momento me picó la curiosidad: al final invertí 8 años de investigación. El éxito residió en poder contactar con las familias de los 7 aviadores que fue lo que proporcionó suficiente material para poder construir un libro con sus biografías como base central, e ir incluyendo posteriormente otros aspectos como testimonios y recuerdos de los testigos, de la gente que se acercó a mirar y los recuerdos de cómo ocurrió en general. Fui complementando la versión oficial con cómo los testigos tuvieron esa vivencia, además de las biografías de los sietes aviadores o los aspectos técnicos del avión.
–¿Qué es lo que ocurrió realmente?
–Ocurrió un fallo mecánico. Era un avión de nueva construcción que tenía apenas días. Tenemos que trasladarnos a los años 40, a la aviación y a la mecánica de esos años y a la precipitación de la guerra. Ahí no había posibilidad de ir mejorando los aviones antes de ponerlos en práctica, ahí era ensayo-error en el campo de la guerra. Según las estadísticas de la Royal Air Force, murieron 55.000 aviadores, la mayor ratio de fallecidos que hubo por arma. Y la mayoría de ellos sucedió por accidentes, no por derribos en acto de servicio como respuesta de la defensa antiaérea. Es decir, era más peligroso volar debido a los fallos mecánicos que sobrevolar Alemania bombardeándola y ser derribado por artillería antiaérea. Los propios cazas de defensa área derribaban menos aviones que los fallos mecánicos.
–¿En qué momento Ceuta entra en esta historia?
–Este avión de nueva construcción termina de construirse en el Reino Unido y había que trasladarlo físicamente al campo de batalla. En ese momento el que tiene más interés para Reino Unido es la zona de Libia y Egipto, cuando Montgomery estaba en pleno fragor de la batalla contra Rommel. Entonces se trataba de llevar físicamente un bombardero a las posiciones de Montgomery para que le diera apoyo de bombardero aéreo. No tenían todavía una base propia, sino que tenía que hacer la recepción y allí ya le darían las misiones tácticas. El resultado fue que el avión acabaría precipitándose en los montes de García Aldave.
"Debido a un fallo mecánico, el Halifax acabó precipitándose en los montes de García Aldave"
–¿Qué relevancia tuvo el hecho para Ceuta?
–La relevancia del hecho es que Halifax DT-538 cae aquí en Ceuta y nuestros vecinos lo vieron. Además, los restos mortales de sus tripulantes están enterrados aquí, ya que la Commonwealth World Graves Commission, que es la comisión que vigila las tumbas de guerra de todo lo que es su entramado, tiene por política enterrar a los caídos en combate en el lugar en el que caen. Estos siete aviadores cayeron en Ceuta y su política es enterrarlos en el lugar donde fallecen, a no ser que la familia quiera trasladar los restos, que no ocurrió en este caso. Los siete siguen aquí y es lo que permite juntar todas las piezas: los testigos que vieron el suceso, el hecho de que están aquí enterrados y, por último, dar a conocer quiénes eran, a dónde iban y cómo terminaron aquí.
–¿Qué tal recepción tuvo el libro?
–Fue el libro más vendido a nivel local durante las Navidades que lo publiqué. Ya sabía la cantidad de testigos vivos que vieron el hecho o tuvieron alguna relación (bomberos, policías, gente que vivía en el campo y lo vio…) pero me sorprendió la cantidad de gente que tiene algún nexo de unión con el asunto al tener algún familiar enterrado al lado de las tumbas de los aviadores que vieron por casualidad las lápidas, como me ocurrió a mí, o algún abuelo contando a sus nietos la típica historia “del abuelo cebolleta” en el que cuentan eso de “una vez vi un avión caer…”. Por estas razones el libro tuvo mucho tirón de ventas.
"Parte de la recaudación del libro va destinada a reparar el techo de la Hermandad de la Legión”
–¿Es difícil conseguir el libro?
–Es difícil, pero he reeditado 30 ejemplares debido en parte a una iniciativa que surgió de forma inesperada. Resulta que el nuevo responsable del Archivo Militar, el coronel Bustos, me localizó a través de la Hermandad de la Legión y organizando el evento decidimos poner a la venta unos cuantos libros para recaudar fondos para reparar el techo de la Hermandad, que se ha caído a consecuencia de las lluvias de estos últimos días.