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La aparición de una ballena muerta evidenció la falta de elementos para hacer una necropsia
La aparición de una ballena muerta flotando en la Bahía Sur, concretamente en las inmediaciones de la playa del Chorrillo, ponía de nuevo en entredicho la falta de medios de la ciudad ante emergencias de esta índole. Y ya no solo en situaciones de rescate de cetáceos o tortugas, tal y como se evidenció tras el último varamiento de un delfín en Benítez, condenado a morir desde el momento en que tocó tierra en Ceuta, al carecer la ciudad de un espacio habilitado para su recuperación.
En esta ocasión, el caso ha sido diferente, al tratarse de un animal ya fallecido, pero no por ello menos grave. Y es que no existían los medios adecuados para realizar la necropsia que ayer inició la veterinaria de la Consejería de Sanidad. La falta de las herramientas adecuadas para ejecutar una operación de estas características se convierte en un hándicap a la hora de determinar cuestiones que pueden ser concluyentes para salvaguardar a esta especie o el medio marino en general.
Este es el segundo ejemplar de esta especie que aparece en la ciudad en doce años
Los veterinarios encargados de realizar la necropsia, que indicará la causa de la muerte del animal, tuvieron que improvisar el material veterinario adecuado para realizar una intervención sobre un animal que pesó 5,7 toneladas y más de siete metros de largo.
Recordar que esta ballena jorobada o yubarta, fue encontrada por una embarcación de pescadores flotando cerca de la playa del Chorrillo. El ejemplar era una hembra de pequeño tamaño cuyo cuerpo se encontraba bastante hinchado y en un avanzado estado de descomposición, lo que indicaba que podría llevar muerto varios días.
Tras una primera inspección ocular se comprobó que no existían lesiones ni evidencias de redes o artes de pesca, ni nada que indicara que su muerte se hubiese producido por actividades antropogénicas.
Este es el segundo ejemplar de esta especie que aparece en la costa ceutí en los últimos doce años, al ser uno de los más comunes que frecuentan el paso del Estrecho.
Una vez concluya la necropsia, el animal pasará al pudridero de cetáceos para, posteriormente, recuperar la osamenta que será trasladada al Museo del Mar.