Recuerdo aquel día en el que me dieron una noticia que fue el comienzo de una nueva época; el poder decir “que nuestro apellido no desaparecerá”. Era una de las cosas que tenía mi padre, que sufría cada vez que le daban una noticia de que iban a recibir la visita de la cigüeña aunque sus ADN se imponían y la alegría se traducía en un coraje afortunado, pues estaba bajo la “capa”, de una persona que todo lo que tocaba lo convertía en oro. Era un hombre que cuando mi abuela, a la que le gustaba consultar cosas a personas con una sensibilidad especial y cada vez que lo hacía por su Tete solo le hablaban de algo maravilloso pues estaba respaldado por un ángel que se fue de este mundo aunque que siempre estuvo protegiendo a los suyos: era mi bisabuelo, por las señas que me daba mi abuela Cata.
"Mi futuro busco y creo que vendrá con un pan bajo el brazo y unas noches de desvelo que tendrán que esperar"
Ahora en esta nueva rama del árbol que fue formado hace tantos años, se había previsto una nueva hoja pero el día pasó y los entuertos de la Naturaleza volvieron a la sensibilidad de nuestras lágrimas, ya que todo quedó en un nubarrón de infortunios y de un teñido rojo en la intimidad de una dama que deseaba la futura presencia de esa flor, pero que fue llevada al País de las Hadas y del que te quiero mucho y ya te veré más adelante.
Todos prendados, ataviados de un luto de penas y lágrimas, esperamos otro instante donde la vida sea mejor consejera de nuestra felicidad venidera.
Y voló el nuevo encanto y todos esperando la nueva salida al verde prado pero el tiempo cura y da respaldo a un nuevo instante.
Mi futuro busco y creo que vendrá cargado de un pan bajo el brazo y unas noches de desvelo que tendrán que esperar.
Un gran beso virtual pariente en el Cielo y gracias por darnos esa ilusión de poder ser abuelo.