En el ‘Martínez Pirri’ volvimos a los terrenos de juego, pero esta vez vimos el fútbol desde otra perspectiva. Esta semana el protagonista fue Ángel Celadero, quién fue y sigue siendo uno de los árbitros más conocidos dentro de Ceuta. Ángel nos concedió unos minutos para darnos a entender la figura del colegiado dentro del césped.
Aunque el fútbol no fuera lo suyo, la pasión hacia este deporte era más fuerte que las capacidades de desempeñarlo, “jugar al fútbol nunca se me ha dado bien. No le daba ni con la derecha ni con la izquierda. Recuerdo ir de pequeño con mi padre al Murube a ver al Ceuta. Cuando la gente gritaba e insultaba al árbitro, llegaba asustado a mi casa. A mi madre le decía que la gente chillaba, se enfadaba y le decía cosas feas al árbitro. Mira donde he terminado”.
A pesar de que a Ángel Celadero le sorprendía la forma en la que el espectador trataba al árbitro, quiso comenzar esta andadura a partir de un partido en el instituto en el que estudiaba, “tenía 15 o 16 años. Estudiaba en el Luis de Camoens. Se estaba preparando el torneo de Santo Tomás de Aquino. Como jugaba poco, quise intentar eso de arbitrar. Me parecía interesante que hubiera unas reglas y que hubiera que estudiarlas. Había un par de compañeros, Alfonso y Juan Carlos, que me animaron a que me federara en el Colegio de Árbitros. Así empezó todo”.
A raíz de este evento, Ángel Celadero inició su carrera como árbitro, hasta el día de hoy. Los inicios, como para todo, se basó en adaptarse a la nueva situación dentro del campo, “todos los partidos no son iguales, pero tienen una parte muy parecida. Una vez que te inicias, va llegando jugada tras jugada. Tu experiencia te ayuda a llevarlo lo mejor posible. No voy a decir que no me costó, pero sí estábamos muy bien formados en aquella época. Recuerdo cuando llegué al colegio de árbitros. Allí estaban Manolo Ruiz, Pepe Lechado y Mariano Díaz Mesa, que nos daba las clases de reglas del juego. Los más nuevos nos juntábamos todos los miércoles en una barrita que había en el Comité en la cuesta de La Legión. Nos iba enseñando fotos y jugadas. Tenía una pizarra y nos decía dónde teníamos que colocarnos para ver lo que sucedía. Es una dedicación distinta a lo que ven los de fuera”.
Haciendo memoria Ángel no llega a recordar cuál fue su primer encuentro como asistente, pero no podrá borrar de su memoria el primer partido que arbitró en el mismo lugar en el que nos encontrábamos, “mi asistente era José Carlos Lara Rodríguez, que ha sido árbitro de Tercera y Segunda B. Ahora sigue activo pitando a los veteranos. Llegué a arbitrar y llevaba un silbato de bola. Él traía uno bueno. Con los que se pitaba en campos grandes. Me lo dio y me dijo que lo llevara siempre en la mano porque en el momento en el que hubiera una falta, se iba a ir solo a la boca. Me ayudó un montón. Él estaba en la banda y me indicaba. Ese partido no se me olvida”.
Tres personas bastante importantes para este árbitro fueron Manolo Ruiz, Pepe Lechado y Mariano Díaz Mesa, dentro de las muchas que se cruzaron en su camino, fueron las que marcaron sus inicios dentro de su trabajo como árbitro, “son muchas las personas con las que te cruzas y se vuelven importantes porque forman parte de tu vida. Muchos ya no están y otros siguen. Pedro Camúñez, José Carlos Lara. Al final rozas con ellos y la relación del fútbol, lo traspasa y somos buenos amigos. Mariano Díaz Mesa me dio clases de reglas del juego. Debuté en Liga Nacional Juvenil con él. Debuté en División de Honor como asistente de él. Debuté en Tercera División. Él fue el que me sacó por primera vez con la banderita a un campo fuera de la Península. Estaba acostumbrado al Benoliel o el 54. Llegar al Bahía Sur de San Fernando, que era de los campos grandes de la categoría, con él y con Pepe Álvarez, en un San Fernando-ΩChiclana, que era un derbi. Recuerdo también a Vicente Matoso. Con él debuté en Segunda B en el Sánchez Pizjuán. Con 20 años salir en un Sevilla B Cádiz es otra experiencia”.
Ángel Celadero ha podido arbitrar en casi todas las categorías que existen dentro del mundo del fútbol, “dentro de mis limitaciones, porque soy una persona que no tiene constancia, la capacidad física fue lo que me lastró. No era capaz de entrenar a diario. Arbitrando no lo hacía nada mal, pero esto es un completo. Puedes ser bueno arbitrando, pero tienes que manejar las reglas del juegos, tienes que manejar situaciones y físicamente hoy en día son deportistas de élite. He pasado por todas las categorías. He sido asistente en Segunda División B. He estado arbitrando cuatro temporadas en Tercera División como árbitro principal. No puedo contar las veces que he salido en Tercera División como asistente. He estado en División de Honor y en Liga Nacional Juvenil. También he pasado por la base, por las que hay que pasar para poder llegar hasta ahí. He pitado una promoción de ascenso a Segunda División B en Vélez. No me puedo quejar”.
El espectador de fútbol a veces no está de acuerdo con las decisiones de los árbitros y en los terrenos de juego la diana suelen ser ellos. “la forma adecuada es que tenemos que entender que el que protesta está mostrando su frustración. Venimos al campo a aplicar unas reglas de juego. Es difícil de llevar, pero se termina llevando. Tienes que saber llevar a los jugadores y ser igualitarios. Está en la forma de ser de cada uno”. La larga trayectoria de Ángel lo ha llevado a encontrarse con todo tipo de situaciones en los terrenos de juego, “desde pitar un Campeonato de Selecciones Autonómicas donde Ceuta ganó un partido contra una selección grande. La alegría de los jugadores y de tu trabajo bien hecho. Hasta el partido en Vélez, que fue una experiencia muy bonita”. Pero no todo en la carrera de Ángel fue bueno, pues en el camino se topó con un par de incidentes.
Uno de ellos en el propio ‘Martínez Pirri’, “fue en un partido de cadetes. Un jugador hizo una entrada fuerte y lo amonesté por segunda vez. Me dio un manotazo tirándome la tarjeta y luego me dio en la cara. Al final retiramos la denuncia”. Los árbitros pasan por situaciones poco agradables, “en aquella época las sanciones no se llevaban al máximo. Hoy en día se siguen produciendo agresiones, sobre todo en la base. Ahora las sanciones se llevan al máximo. Si a un jugador se le puede sancionar con cuatro partidos o veintiocho, se le sanciona con veintiocho. Quizás las sanciones no están en no jugar un tiempo y luego sí. Habría que equilibrar todo. Pero es un terreno complicado”.
Ángel Celadero cuenta con el carnet de Nivel 1 de entrenador de fútbol y fútbol sala. Entrenó a equipos femenino de fútbol sala. Dentro de la FFCE ha sido delegado con las categorías base de las selecciones territoriales, ha sido sanitario en las selecciones y a día de hoy es el referente sanitario de la federación.
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