Análisis de la campaña (III)
La estrategia de Vox en estas
elecciones estuvo fuertemente impregnada de ideas identitarias, buscando capitalizar temas como la defensa de nuestras fronteras, la “europeización” del
Príncipe y el problema recurrente de los Menores No Acompañados. Estas tácticas, enmarcadas en un discurso nacionalista, parecían estar diseñadas para provocar temor a la inseguridad y a la cacareada “marroquinización” de la Ciudad. Sin embargo, en Ceuta - la ciudad de la multiculturalidad - estas tácticas no resonaron como se esperaba.
La intensidad de la militancia de Vox puede haber llevado al partido a confundir el fervor de sus seguidores con la viabilidad de su mensaje, lo que llevó a una estrategia de no provocación para conservar el voto que probablemente creían asentado tras las tensiones tan mediáticamente utilizadas durante la legislatura.
Por otra parte, el creciente apoyo a los partidos locales sugiere que los partidos nacionales deben reconsiderar sus enfoques en Ceuta, una ciudad autónoma que requiere respuestas únicas, pero que a menudo es pasada por alto por los partidos nacionales debido a su falta de influencia en el escenario político general.
El ascenso del localismo demuestra que la Ciudad Autónoma requiere de respuestas especiales pero que por falta de peso en las organizaciones nacionales en muchas ocasiones sufre de una determinación a la madrileña que han pagado las marcas electorales que se presentaban en todas las Comunidades Autónomas llamadas a votar. Tal es así que Vox apenas ha hecho propuestas realizables desde la Presidencia de la Ciudad.
A pesar de las críticas aquí expresadas, me gustaría señalar que, como con todos los partidos analizados, se les ofreció a Vox la oportunidad de intercambiar impresiones sobre este análisis. Aunque declinaron amablemente la oferta, apreciamos su cortesía al hacerlo.
En conclusión, el experimento de Vox en Ceuta, una ciudad de rico mestizaje cultural, se ha encontrado con una pared de realidad. La postura de la ultraderecha, que sostenía una dualidad entre una Ceuta decente e indecente, se ha desmoronado ante la resiliencia de una sociedad que desafía el miedo y el rechazo a la diversidad. Las propuestas pragmáticas y el respeto a la multiculturalidad podrían ser, más que nunca, los verdaderos vencedores en estos marcos sociopolíticos.
La derrota de Vox podría ser el reflejo de una Ceuta que se niega a ser encasillada y que apuesta por un futuro inclusivo y la convivencia.