Tantos años jugando con mi fusil, tantos momentos vividos y muy erguido. El día se fue, los años se acumularon y yo nunca fui capaz de captar, las horas que me acariciaban, dando paso a un ser distinto a mis recuerdos, donde incluso, yo mismo, me besaba al admirarme mis facciones. Hoy se me salen las órbitas, al comprobar que delante de mí, solo hay arrugas y una barba blanca, que aunque quiera desaprobar lo que estoy viendo, soy yo, y nadie parecido, ¡que más quisiera yo!, pero solo queda el creer que soy un jovenzuelo y que todavía puedo estar en la órbita de un nuevo ir a una fiesta y tomar todo lo que me den o me pueda pagar.
Pero cuando me topo por la calle con compañeros que tienen más o menos mi misma edad y nos intercambiamos anécdotas del pasado, es cuando algo dentro de mí me da una colleja y me recuerda lo mucho que he vivido.
Eso significan años dentro de nuestro trabajo y aunque parezca que fue ayer, ya han pasado unos pocos de años, tantos, que debo de tirar de cosas que hayan pasado paralelas, para saber del año que estamos tratando.
Hace poco un buen amigo, tomando una cerveza, me dio un dato muy atractivo para mis recuerdos: "Este refrigerio es en honor a las pateadas que nos hicieron ser compañeros y binomios".
Era una noche donde estábamos haciendo el camino de los tontos, como le denominábamos nosotros, ya que aparte de: cansancio, dolor, hambre, no poder dormir, salirnos ampollas en nuestros desgraciados pies, me gustaría saber ¿para qué servían?
Ahora la respuesta la tenemos: "Para hacer piña y ser unos verdaderos amigos, compañeros, hermanos, y ante todo servidores de nuestros colegas”.
Las marchas eran duras, los momentos, ataviados, con tanta carga y donde lo principal era no tener ninguna desgracia de hacernos daño, para llegar íntegros a nuestras casas, y para ello hace falta ser uno, formar esa unión que hace nuestro espíritu militar.
La lluvia, el frío, lo accidentado del terreno, es una mera anécdota, que nos reíamos de ello antes y ahora, con nuestra jarra de cerveza, brindando por habernos conocido y seguir siendo amigos, para siempre.