Noticias

Fernando Reinares: “La amenaza yihadista no se limita a los combatientes terroristas extranjeros”

Fernando Reinares es el director del Programa sobre Radicalización Violenta y Terrorismo Global en el Real Instituto Elcano. Catedrático de Ciencia Política y Estudios de Seguridad en la Universidad Rey Juan Carlos y Catedrático Adjunto en la Universidad de Georgetown, es coautor, junto a Carola García-Calvo y Álvaro Vicente, del libro ‘Yihadismo y yihadistas en España. Quince años después del 11-M’, publicado por el Real Instituto Elcano. El trabajo puede descargarse gratuitamente en la web del ‘think-tank’ y se presentará hoy a las 19.30 horas en el Salón de actos del Palacio de la Asamblea.
– El libro dibuja dos grandes periodos en la evolución del yihadismo global y de la amenaza de este tipo de terrorismo en España desde el 11-M. ¿Estamos en el inicio de una tercera fase tras la aparente derrota militar del Estado Islámico?
– En realidad, el definitivo colapso del supuesto califato, la actual bipolaridad del yihadismo global y la extensión alcanzada por este fenómeno en el mundo permiten más bien conjeturar que estamos ante el inicio de una cuarta fase en su evolución. La primera fase comenzó con la formación de Al Qaeda en 1988 y concluyó con los atentados del 11 de septiembre de 2001. La segunda fase se entendió entre 2002 y 2011, año en que fue abatido Osama bin Laden y se difundieron revueltas gubernamentales en distintos países del mundo árabe. La tercera se abrió con el desencadenamiento de la guerra en Siria. ¿Cómo cuadran estas tres fases con los dos periodos que distinguimos en el libro? Pues bien, los yihadistas que fueron detenidos o fallecieron en España desde 2004 hasta 2011 se inscriben en la primera fase del yihadismo global. Por su parte, los yihadistas detenidos o muertos en España entre 2012 y 2017 claramente se enmarcan en la tercera de las fases por las cuales ha atravesado el yihadismo global en su conjunto.
– ¿Teme una nueva etapa marcada precisamente por el regreso de quienes viajaron a esos territorios a 'hacer la Yihad'? En el libro hablan de unos 10 que se movía por España a finales del año pasado, pero de decenas de individuos 'retornables'.
– A partir de 2012 se produjo una movilización yihadista sin precedentes y de alcance mundial. Eso significa que los procesos de radicalización y reclutamiento yihadista alcanzaron niveles extraordinarios, desde Europa Occidental hasta el Golfo, desde el Magreb hasta el Sudeste Asiático. Una de las expresiones de esta movilización la tenemos en las decenas de miles de individuos, principal pero no exclusivamente musulmanes jóvenes, que se desplazaron a Siria, Irak y otras zonas de conflicto para incorporarse a organizaciones yihadistas activas en las mismas. Una porción de ellos puede ciertamente retornar a sus países de origen sin haberse desradicalizado y con voluntad de implicarse antes o después en la comisión de actos de terrorismo. Pero exponente de la movilización yihadista a que he aludido son igualmente los individuos que se radicalizaron en la ideología del salafismo yihadista pero no optaron por irse sino por quedarse. Es, por ejemplo, el caso de los integrantes de la célula de Ripoll que participaron en la preparación y ejecución, en agosto de 2017, de los atentados en Barcelona y Cambrils. En suma, la amenaza yihadista no se limita a los combatientes terroristas extranjeros.
– ¿Se están preparando los países de nuestro entorno de forma parecida a España para gestionar este fenómeno o arrastramos alguna particularidad?
– España forma parte de la Unión Europea, cuyos países cuentan con políticas antiterroristas ampliamente europeizadas en sus distintas facetas desde hace más de una década. Nuestro país adaptó sus estructuras de seguridad interior, para mejor hacer frente a la amenaza del terrorismo yihadista, tras los atentados del 11-M. Esta adaptación no ha dejado de producirse, en buena medida como respuesta a las mutaciones observadas en el yihadismo global y su incidencia dentro del territorio español. En el contexto europeo, España ha sido uno de los países líderes en la lucha contra el terrorismo en general y desde el 11-M lo es también a la hora de combatir el terrorismo yihadista. Ahora bien, el enfoque español ha empezado a complementar, aunque solo recientemente, las tradicionales medidas judiciales y policiales de lucha contra el terrorismo con otras iniciativas, adoptadas previamente en algunos otros países de nuestro mismo entorno europeo, pensadas para prevenir los procesos de radicalización violenta que reproducen la amenaza del terrorismo yihadista.
– Ceuta va ‘por delante’ del resto de España en lo que a contar con segundas y ya terceras generaciones musulmanas o de origen musulmán se refiere. ¿El proporcionalmente tan elevado número de detenidos en la ciudad es un reflejo fiel de un fracaso social en términos de integración?
– Hablar de yihadistas en España es, desde 2012, hacerlo sobre todo de individuos nacidos y crecidos aquí. Antes no ocurría así y Ceuta apenas tenía significación como escenario de radicalización y reclutamiento yihadista. Las cosas han cambiado mucho con eclosión de ese componente endógeno, que es la mayor de las transformaciones que el yihadismo global ha registrado recientemente en España. El yihadismo endógeno corresponde sobre todo a individuos, de entre 18 y 34 años, adscritos al segmento social de las segundas generaciones, descendientes de inmigrantes llegados en su mayoría de Marruecos. Estas segundas generaciones son proclives a conflictos de identidad que en algunos casos llevan a la adopción de actitudes y creencias propias del salafismo yihadista, un proceso favorecido por su conocimiento elemental del islam. En general, su radicalización se entiende mejor en términos socioculturales que socioeconómicos, pero en Ceuta concurren factores distintivos, desde una segregación espacial de la población musulmana de la cual se derivan percepciones de agravio que son explotables por los extremistas hasta la influencia de un entorno marroquí en el que se desenvuelven redes yihadistas con un notorio potencial de actuación transfronteriza.

Mezquitas, aulas...

– Esta campaña hemos escrito de las propuestas de los partidos sobre la impartición de Religión Islámica en las aulas públicas y en concreto en los institutos, ya que en los colegios ya se ofrece. ¿Cree que, para 'controlar' la lectura del Islam que se difunde, podría ser positivo que los poderes públicos se implicasen más en ese ámbito?
– En mi opinión, hay que evitar que en colegios e institutos se impartan visiones del islam que se presentan como incompatibles con los valores de la democracia liberal y de las sociedades occidentales. Los poderes públicos están ya implicados en ese control, pero a menudo no distinguen entre, por ejemplo, el islam sufí, la tradición malaquí, o el salafismo. Cuando nuestros gobernantes no distinguen entre un sufí y un salafista tenemos un serio problema. Un serio problema en la gestión de la enseñanza de la religión en el sistema educativo y en otros ámbitos, como el de la regulación de las congregaciones musulmanas en un sentido amplio. Las mezquitas, lugares de culto y centros culturales islámicos donde ejercen su influjo individuos de orientación salafista siguen estando entre los principales ámbitos de radicalización, pese a que a menudo se combinan con los domicilios privados y pese a la importancia adquirida por la radicalización online. La influencia salafista en los entornos y ámbitos de radicalización yihadista es incuestionable. El proceso como tal está determinado por dos factores clave, como son la exposición, más presencial que virtual, a un agente de radicalización, y la existencia de vínculos sociales previos, de amistad, de parentesco o de vecindad, con algún individuo ya radicalizado o en curso de radicalización.
– El libro remarca que Al Qaeda y el Estado Islámico “coinciden en la concepción de Al-Andalus como territorio islámico usurpado” como factor de riesgo específico para España. ¿Cree que se han valorado adecuadamente las alusiones que periódicamente han hecho líderes de esas organizaciones a Ceuta y Melilla?
– No me cabe duda alguna de que, en las instancias donde se hacen las valoraciones oficiales de la amenaza que el terrorismo yihadista supone para España, se tienen bien en cuenta tanto las proclamas agresivas relacionadas con la idea de Al Andalus como territorio islámico usurpado, algo que está muy presente en la elaboración doctrinal del yihadismo global desde sus orígenes, como asimismo las recurrentes menciones que en la propaganda yihadista se han hecho y se siguen haciendo a Ceuta y Melilla.
– En el libro aluden al Rif como espacio de asentamiento y difusión salafista. ¿Ha sido más común la radicalización de individuos en el espacio rural en grandes urbes como Tetuán o Tánger?
– Entre los yihadistas condenados o muertos en España desde 2004 originarios del Rif los hay procedentes de áreas urbanas y de áreas rurales. Cada uno de estos dos tipos diferentes de hábitat tiene sus especificidades en relación con la presencia salafista y la facilitación de procesos de radicalización yihadista, pero los hemos constatado en ambos por lo que se refiere a los individuos objeto de nuestro estudio.

Historial delictivo

– ¿La relación entre el terrorismo yihadista y otras actividades delictivas (robos, tráfico de drogas...) se ha consolidado o es, a su juicio, esporádica o puntual? ¿Existen lazos consolidados entre ambos mundos, si es que pueden tratarse por separado? ¿Se ha detectado que la militancia yihadista se haya convertido de alguna forma en una manera de subsistencia, en una forma de vida como otro trabajo?
– Tal y como ponemos de manifiesto en el libro, no más de una cuarta parte del total de los yihadistas condenados o muertos en España entre 2004 y 2018 tenía antecedentes penales con anterioridad a su detención o fallecimiento. Además, es una proporción que se mantiene invariable a lo largo del tiempo. Se trata, eso sí, exclusivamente de hombres que por lo común, antes de radicalizarse e implicarse en actividades relacionadas con el terrorismo yihadista, habían sido típicamente condenados por delitos contra el patrimonio o contra las personas, al igual que por delitos referidos al tráfico ilícito de drogas. En general, este perfil de individuos con trayectoria criminal precedente, que se radicalizan en el salafismo yihadista, transfiere sus habilidades y experiencias previas a la implicación en actividades propiamente terroristas. Esto hace que su reclutamiento pueda resultar particularmente atractivo, debido a criterios instrumentales, para las organizaciones yihadistas. Su familiaridad con el uso de la violencia hace que se adapten con relativa mayor facilidad al uso del terrorismo. Por otra parte, es relevante que dos de cada diez yihadistas condenados o fallecidos en nuestro país desde el 11-M careciesen de ocupación conocida. Algunos recibían ayudas públicas y otros ingresos procedentes de la pequeña delincuencia, pero por lo común son individuos dedicados exclusivamente a su actividad yihadista.
– Recientemente se podía leer en las páginas del diario 'El País' la historia del joven de origen marroquí que vivía en Madrid cuando perdió a su esposa y a su hijo recién nacido por la gripe A, así como su evolución posterior hasta terminar viajando a Siria a enrolarse en las filas yihadistas. ¿Habitualmente estas redes tienen éxito entre personas que están en un bache vital o tienen la capacidad de 'torcer' sus rumbos por sí mismas?
– Entre quienes se radicalizan y terminan implicados en actividades relacionadas con el terrorismo yihadista hay, en efecto, individuos cuyo proceso se inició en un momento delicado de su ciclo vital, durante el cual atravesaban por alguna crisis personal o existencial, circunstancias que en algunos casos los hicieron particularmente vulnerables ante la eventualidad de verse expuestos, como así les ocurrió, a la influencia de un agente de radicalización. Pero hablar de la actuación de los agentes de radicalización es hablar de la importancia de la ideología en los procesos de radicalización y reclutamiento yihadista. Igual que hablar de las relaciones afectivas previamente existentes entre individuos que acaban radicalizados en compañía equivale a realzar el papel que juegan esas redes de interacción social en escenarios locales. En la radicalización y posterior implicación de los yihadistas condenados o muertos en España desde el 11-M han tendido a predominar las motivaciones ideológicas y utilitarias, pero combinadas, aunque de modo variable según los casos, con otras, bien fuesen de índole emocional y afectiva, o bien tuviesen un cariz existencial e identitario.

Entradas recientes

La Policía alerta sobre la estafa de los códigos QR

La tecnología cada vez está más implantada en nuestro día a día. Cada vez es…

05/05/2024

Marruecos mejorará infraestructuras para el Mundial 2030

Marruecos ha puesto en marcha una nueva hoja de ruta en materia de infraestructuras para…

05/05/2024

El ‘Beatriz de Silva’ contará con un Aula del Futuro el próximo curso

El próximo curso escolar, el colegio concertado Beatriz de Silva de Ceuta contará con un…

05/05/2024

Presentaciones, encuentros y cuentacuentos en la biblioteca

Una semana repleta de actos. Eso es lo que se espera a lo largo de…

05/05/2024

Romero: "Hay que seguir picando piedra"

José Juan Romero se mostró muy contento por el triunfo conseguido este domingo ante el…

05/05/2024

Jaime López se alza con dos platas en las finales provinciales de Cádiz

Este fin de semana ha sido de mucha actividad acuática para el CN Caballa. En…

05/05/2024