Jalid Alí Amar, el ceutí solidario que volvería a dar café y desayunos

La crisis sanitaria del coronavirus y el confinamiento se vivió de distintas maneras. Unos se quedaron en casa como pedían las autoridades; otros, por su trabajo debían trabajar diariamente en la calle; pero también había personas como Jalid Alí Amar, quien decidió dar 7.000 cafés y desayunos solidarios para todos los trabajadores esenciales durante el Estado de Alarma.

El ceutí Alí Amar quiso brindar durante estos meses tan complicados una mano solidaria a todos los que debían salir a trabajar. Frente a su establecimiento Hamburguesería Nebil, cercano al parking de la Playa Benítez, dispuso durante esos más de 100 días de dos mesas con café con leche, así como también una variedad de bollería para que todos los trabajadores que salían desde muy temprano en la mañana o tenían una guardia hasta tarde, pudieran beber un café caliente.

En la pared colocaron un dispensador de gel hidroalcohólico y en las mesas indicaciones para que se cumplieran con las medidas higiénico sanitarias y papeleras para tirar los desperdicios.

Fueron 7.000 los cafés servidos, se hacía “una vez nosotros abiertos, pero mientras estábamos cerrados dejábamos un desayuno solidario aquí en la calle” para los servicios esenciales. Policías, sanitarios, servicios de limpieza, camioneros”, todo aquel que debía salir a trabajar.

“A las cinco de la mañana sacábamos el desayuno, lo dejábamos aquí. Había dos termos con una cajita con los vasos de corcho, el azúcar, la papelera, bollería, la sacarina, el cola cao...”, contó Alí Amar, quien quiso tender una mano solidaria a los trabajadores de los servicios esenciales.

Afirmó que cuando inició el confinamiento notó que las calles estaban vacías pero los trabajadores esenciales seguían su ritmo y labor “pero nadie les podía aportar ningún servicio”, por lo que pensó en ellos y “ser un oasis”, en medio de la tormenta. Esa era la Hamburguesería Nebil, donde los 11 trabajadores se iban rotando para cada día colocar este desayuno solidario.

El establecimiento siguió funcionado durante los meses del estado de alarma, por ser un lugar de comida, pero extremaron las medidas higiénico sanitarias para hacer las entregas a domicilio. Ninguno de los trabajadores entró en un ERTE, incluso hay algunos que viven en Marruecos pero se quedaron de este lado de la frontera. Ellos han recibido el apoyo de todos sus compañeros de trabajo y han celebrado juntos el Ramadán para que no se sintieran solos aunque, como dice Amar, nunca se llena el lugar de un familiar.

Los desayunos los servían tan temprano porque entendían que para el policía o el guardia civil “el primer café era fundamental, más tarde no tenía sentido”, dijo al recordar la rutina de sacar las dos mesas a esa hora. Pero para ellos también era una satisfacción al llegar a la hamburguesería a la 13:30 horas y ver “que realmente ha merecido la pena”, encontrándose los termos vacíos, las cestas sin los bizcochos, “te reconforta”.

Ese sentimiento de satisfacción lo ha sentido con cada una de las cinco placas de reconocimiento que ha recibido por parte de la Policía, la Guardia Civil, el Grupo II de la UIR, entre otros. “Nosotros lo hicimos como ayuda, no como marketing. Lo hicimos porque sentimos que la gente que estaba en la calle había que darle un servicio”, dijo.

Aseguró que en medio de toda la pandemia, y con este gesto, han hecho prácticamente una familia, porque los agentes y trabajadores visitan constantemente el establecimiento, agradeciendo la labor hecha. Recordó además que había un grupo de la Policía Nacional de prácticas en la ciudad durante esa época, y “nos llena de satisfacción que se lleven un buen recuerdo de aquí, que le lleven a Ceuta en el corazón ”.

Los valores de solidaridad, ayuda al prójimo y de unión para hacer frente a la dura situación que se vivía primaron en esta acción altruista. Alí Amar desea que no se produzca otro confinamiento, pero está claro que si vuelve a ocurrir no dudaría en volver a brindar estos desayunos solidarios para los servicios esenciales cuya labor fue fundamental.

Como reza una de las placas que tiene colgada en la pared, “en esta familia nadie lucha solo”, se crearon lazos de solidaridad y unión para hacer frente desde cada rincón a una pandemia que golpeó con fuerza.