Un nuevo análisis de restos fosilizados de un antiguo pez descubiertos en Polonia y Marruecos indican que puede ser uno de los principales aspirantes a la mordida más extrema y gigante de la naturaleza.
Alienacanthus vivió durante el período Devónico (hace 419 millones a 358,9 millones de años), cuando la Tierra estaba separada en dos supercontinentes. Desde el descubrimiento inicial de Alienacanthus, se han encontrado varios especímenes fósiles en las montañas de lo que hoy es el centro de Polonia y en Marruecos, que estaban situadas en las costas noreste y sur, respectivamente, cuando existían estos antiguos peces.
La presencia de la misma especie en ambos extremos sugiere que el animal migró a través del océano, a pesar de la fluctuación del nivel del mar.
Las espinas que resultaron ser dientes
Inicialmente se pensó que tenía un largo conjunto de espinas en las aletas, lo que llevó al nombre de Alienacanthus. Pero el nuevo estudio publicado en la revista Royal Society Open Science revela que estas "espinas" eran en realidad una mandíbula inferior inmensamente alargada y tachonada de dientes, lo que le da a esta especie las mordidas inferiores más antiguas (y una de las más largas) jamás registradas, según el estudio.
"Los nuevos hallazgos de Alienacanthus dejan las cosas claras sobre el aspecto real de este animal, ya que no tiene una extraña aleta espinal, sino una mandíbula inferior bastante única", asegura la autora principal del estudio, Melina Jobbins, paleontóloga de la Universidad de Zúrich.
Para aprender más sobre este extraño pez, los investigadores observaron dos cráneos casi completos descubiertos en la cordillera del Anti-Atlas de Marruecos. Pronto se dieron cuenta de que la larga protuberancia que sobresalía de la cabeza de Alienacanthus era la mandíbula inferior y tenía el doble del tamaño del cráneo del individuo.
Con armadura
Alienacanthus es un placodermo, un grupo de peces con armadura que incluye algunos de los primeros vertebrados con mandíbulas. Pero a diferencia de otros, la mandíbula superior podía moverse un poco independientemente del cráneo, lo que ayudó a acomodar su larga mandíbula inferior.
"Este animal es tan único que todo el mecanismo de la mandíbula tuvo que funcionar de manera un poco diferente para adaptarse a la mandíbula inferior", dijo Jobbins.
Los investigadores están estudiando ahora Alienacanthus para comprender mejor la mecánica de su mandíbula y el aspecto del resto de su cuerpo.