El ‘Premio Maite Alascio’ a la mujer del año 2021 que cada año entrega Comisiones Obreras ha recaído en su XV edición en la secretaria territorial de Cruz Roja Española en Ceuta, Alicia Cordente Sánchez, en reconocimiento a su trayectoria constante en la lucha por los derechos de las mujeres. Y es que, la ceutí ha luchado de manera incansable y contra viento y marea por conseguir una igualdad real entre mujeres y hombres, pero no se muestra cansada. Nada más lejos de la realidad, aún tiene correa para rato y promete seguir en la lucha ya sea en el punto COVID, en los albergues con los atrapados, en las naves del Tarajal, en el CECOP o en el punto de vacunación.
–¿Qué significa para usted recibir este premio?
–Ante todo, quiero agradecer a las compañeras y compañeros de CCOO por haber pensado en mí para este prestigioso premio, máxime cuando hay otras muchas mujeres que se lo merecen con creces. Siento un doble orgullo, primero pensar que un sindicato como CCOO haya pensado que yo pueda ser merecedora de este premio… y segundo, por ser un premio con el nombre de una enorme mujer como fue Maite. No puede hacerme sentir más tremendamente orgullosa de seguir su legado. Supone un inmenso honor para mí y quiero compartirlo con todas mis compañeras y compañeros de Cruz Roja, siempre en primera línea contra las adversidades y en favor de los más vulnerables.
–¿Cuáles son sus tareas como secretaria territorial de la entidad en la actualidad?
–En Cruz Roja Ceuta mi labor es, entre otras cosas, la de jefa de personal, además de coordinar todos los programas que se desarrollan. No obstante, quiero decir que todo esto no sería posible sin la entrega de todos las y los profesionales así como el voluntariado. No podría hacer nada de lo que hago si no contara a mi lado con un equipo de enormes personas que todos los días me hacen sentir orgullosa de pertenecer a Cruz Roja, y que todos los días me enseñan algo nuevo.
–Con este galardón se pretende reconocer su trayectoria en defensa de los derechos de la mujer desde Cruz Roja, ¿cómo se funda el área de la Mujer y en qué consiste la labor que realizan?
–Con este galardón se está premiando, además de a Alicia Cordente, a un grupo de mujeres y hombres que creen firmemente que un mundo en el que no exista una igualdad total entre mujeres y hombres es un mundo inviable e injusto. El Área de la Mujer de Cruz Roja Ceuta se pone en marcha cuando visualizamos que existen determinadas parcelas en las que la mujer sigue estando desprotegida. Por ejemplo, a la hora de encontrar empleo, de ayudar a sus hijos e hijas en las tareas de clase o tan simple como llegar a fin de mes, o cuando están siendo víctimas de violencia de género. Siempre se había trabajado de manera transversal en todos los proyectos, pero detectamos que era necesario implementar proyectos específicamente dirigidos a las mujeres.
–¿Encontró muchas dificultades a la hora de crear ese área?
–Siempre se encuentran dificultades cuando se inicia un proyecto como el que en aquella época se puso en marcha. Sucede con todo lo que supone una innovación, al principio no se comprende. Pero ya ha pasado mucho tiempo y hemos logrado normalizar este tipo de iniciativas.
–¿Cuáles han sido los avances más importantes que han logrado en defensa de los derechos de las mujeres en Ceuta?
–Por muchos avances que se hayan dado, siempre estamos en déficit. Existe una gran brecha social y material entre hombres y mujeres. En lo material hay que hablar de la brecha salarial existente. Que en pleno siglo XXI estemos aún con reivindicaciones del XIX es tan increíble como vergonzoso. Pero podemos también hablar del techo de cristal por el que muchísimas mujeres aparcan su vida laboral para dedicarse al cuidado de sus hijos, algo que les impide desarrollarse profesionalmente, y lamentablemente a muy poca gente le parece esto una situación anómala. A las mujeres, en demasiados sitios, se nos considera menores y aún causa extrañeza que una mujer alcance un puesto de responsabilidad. Todo estos son meros ejemplos para probar que, por muchos logros que se hayan podido alcanzar (que son muchos, sin duda) todo queda por hacer...y en ello estamos.
–¿Cuáles serían los retos en los que aún habría que trabajar para mejorar la inclusión real de las mujeres en el tejido social, político y cultural de Ceuta?
–La clave para lograr la “inclusión real”, que yo prefiero denominar como “lógica normalidad aplastante”, es pulverizar la barrera social que separa a las mujeres de los hombres. No puede ser que la participación de las mujeres en política, en las empresa o en la vida social sea anecdótico, e incluso extraño. Tenemos el deber, por nosotras y por las generaciones venideras, de derribar todo aquello que impida la igualdad. Pero está claro que mientras existan mujeres que vivan situaciones de vasallaje con respecto al hombre, todo está por hacer, y es que una sociedad que no lucha por la igualdad no es una sociedad digna.
–Otro de sus campos, además de la psicología y de coordinar el ‘Plan de Drogas’, es el voluntariado. ¿Cómo vivió aquellos momentos en los albergues de ‘La Libertad’ y del Tarajal con las personas que se quedaron atrapadas en nuestra ciudad por el cierre de Tarajal?
–Es imposible ser de Cruz Roja y no ejercer una labor de voluntariado. Nuestra casi bicentenaria organización sienta sus bases en el voluntariado que, a su vez, ayuda a cambio de nada. Debo decir que, cuando se declaró la pandemia, los que integramos Cruz Roja Ceuta no dudamos ni un momento y, absolutamente todos nos pusimos a disposición de quienes más lo necesitaban, como siempre. Fuimos dónde se nos necesitó. Cruz Roja y su voluntariado estuvo las 24 horas de servicio en el duro confinamiento de la Libertad o Tarajal, o durante el pasillo humanitario, o en otras áreas que no se vieron tanto: menores no acompañados, reparto de alimentos y medicamentos a viviendas cuyos inquilinos tenían COVID, ayuda psicológica telefónica y un largo etcétera que me hace sentir orgullosa de todas ellas y de todos ellos. Está claro que en Cruz Roja la fraternidad se lleva en el ADN. En el momento concreto del pasillo humanitario se vivieron escenas muy emotivas porque se crearon fuertes lazos con los residentes. Algunas fotos con sentidos abrazos así lo demuestran. Ser voluntario de Cruz Roja es una opción de vida.
–Un año de pandemia en el que estuvo también ayudando a las personas confinadas en sus casas, presente en el CECOP, y en el Punto COVID, ¿serían estas una de las tareas más duras durante su carrera? ¿Cómo lo ha vivido?
–Cierto es que lo que estamos viviendo en esta pandemia está llevado al extremo. Verdad es también que se han vivido jornadas trágicas en las que amigas y amigos que se marchaban porque el virus había sido más fuerte, o situaciones en que parecía que todos los elementos se conjuraban contra nosotros. Pero también hemos logrado ayudar a muchísimas personas que estaban en situaciones de extrema necesidad como aquella mujer de 21 años que acudió a ‘La Libertad’ con su bebé de 23 días y otras miles de situaciones que algún día habrá que contar. Sin duda, fueron días extremadamente duros, pero nos sentimos orgullosos de lo hecho y de lo que se está haciendo. A pesar de toda esta destrucción material, moral y humana que está suponiendo el COVID-19, tenemos claro que la pandemia pasará. Pero mientras haya una sola persona sufriendo, mientras haya una sola persona en situación de vulnerabilidad, nosotras y nosotros nos sentiremos vinculadas y vinculados a esa persona.
Esta muy bien la fotito en plan postureo pero ay que trabajar de verdad para ayudar uno una vez al año y ya tengo ganado el paraíso que de falsos esta españa llena