Al otro lado de la valla

Ceuta se enfrenta a un verano marcado por la incertidumbre en cuanto a inmigración se refiere. Tanto Policía Nacional como Guardia Civil estiman que justo al otro lado de la valla, se puede contar con una población de unos 600 subsaharianos , que vendrían a constituir los grupos potenciales que van a pretender el paso a la ciudad. En los montes y en casas, hoy por hoy se manejan estas cifras inmediatas de presión. Más allá de lo considerado como ‘proximidad’ las cifras carecen de concreción alguna. Los movimientos migratorios mueven a diario a millones de personas en el África Subsahariana dispuestas a formar parte de los grupos que intentarán llegar a Europa topándose con las principales puertas de paso: Ceuta y Melilla.
Mientras en la ciudad hermana el acoso es continuado y al delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, la cuestión migratoria se le está haciendo muy cuesta arriba, en Ceuta la cierta tranquilidad está siendo la nota dominante gracias al control de refuerzo que está haciendo Marruecos. El pasado fin de semana evitaban, por ejemplo, la entrada de una balsa de inmigrantes por el espigón del Tarajal, y días antes trabajaban de forma contundente para frenar la aproximación de en torno a 50 subsaharianos a la valla, haciendo saltar todas las alarmas en el COS. No obstante sigue habiendo entradas, como la ocurrida en la noche de ayer, cuando la Salvamar Gadir trajo al puerto deportivo, pasadas las nueve y media de la noche, a cinco inmigrantes subsaharianos, todos varones y en buen estado de salud, que habían sido localizados a seis millas de Ceuta a bordo de una balsa playera. Una ambulancia de Cruz Roja se tuvo que desplazar a la base de la Guardia Civil para atender a los varones, ya que presentaban síntomas de hipotermia leve. No fue necesario ningún traslado al hospital.
Con el Rey de Marruecos veraneando en la zona norte, los agentes del vecino país se esmeran aún más convirtiendo tanto la frontera del Tarajal como los más de ocho kilómetros de perímetro en zonas más o menos blindadas. No obstante las motos de agua siguen siendo el quebradero de cabeza. En un par de semanas ha sido casi una decena los inmigrantes que, se sabe, han sido abandonados en la playa por el piloto de una moto de agua. Se sospecha que todos estos pases los están realizando las mismas personas, que llegarían a cobrar hasta 3.000 euros por cada uno de los pases. Cifras económicas importantes que son las que abonan quienes se prestan a ser colados de esta guisa.
La última entrada se produjo el pasado viernes, aprovechando los cambios de turno, periodo en el que dos subsaharianos fueron colados en Ceuta. Atrás quedaban más argelinos y otros compatriotas que conseguían el pase a la ciudad de esta singular manera.
AUGC ya ha elevado su protesta directa contra la administración: el inicio de las obras en el puente Virgen de África merma la posibilidad de reacción del Servicio Marítimo, que debe hacer un recorrido más largo para abortar estos delitos.
Hasta el momento no se ha podido detener a piloto alguno implicado en este tipo de pases, pero ya se trabaja en ello porque, se sabe, otros veranos este modelo ha reportado muchos beneficios a las mafias dedicadas al tráfico de inmigrantes.