Al Ambar y la realidad del Príncipe

La asociación alerta de que aumentan las familias con necesidades básicas, critica las madrugadas al raso para coger cita en el Polifuncional y la tardanza en las ayudas.

“Las madres del Príncipe Alfonso merecen que se les tenga en cuenta porque, a pesar de que sufren necesidades a diario, luchan por sacar adelante a sus familias”. Quienes así se manifiestan son los integrantes de la Asociación de Mujeres Al Ambar, con sede en esta barriada. Habiba Abdelkader, presidenta de la entidad, y Reduan Alí, voluntario de la misma, alertan de que hay vecinos que están pasándolo mal pero “no se atreven a decirlo por vergüenza o porque piensan que a ellos no se les va a conceder y tenemos que buscarles en sus domicilios”.
El día a día en la barriada del Príncipe Alfonso “nada tiene que ver” con la serie de ficción a la que da nombre y que, como subraya la asociación, “pretende promocionar los atractivos turísticos de una ciudad autónoma en la que hay adultos que ayunaron de noche y de día en Ramadán porque no tenía nada que comer”. En su opinión, “una parte de la recaudación debería tener repercusión en la barriada y aportar bienestar a los necesitados”.   
Por fortuna, destacaron desde Al Ambar, Cruz Blanca “da un respiro a muchas familias con hijos y pocos ingresos” a través de una tarjeta para efectuar compras en Eroski con un saldo de 25 o 50 euros. Sin embargo, Abdelkader propuso que los beneficiarios reciban esta ayuda “dos veces al mes” –por quincena– ya que solo una es “insuficiente porque las personas comen todos los días del año”.
Asimismo, la asociación espera la “próxima apertura” del economato de Cruz Blanca y confía en que amplíe la bolsa de familias a las que da cobertura porque un número importante “subsiste gracias a esta ayuda”.
Las esperas de la madrugada de los lunes a las puertas del Polifuncional Mustafa Mizzian en el Príncipe Alfonso “merecen un capítulo aparte”, advirtió Alí. Una impresión que en ningún caso parte de su opinión, sino de las experiencias relatadas por los usuarios de su acción solidaria. A las cinco o seis de la madrugada ya hay personas guardando turno para coger el número con el personal de la Consejería de Asuntos Sociales. Abdelkader y Alí consideran que es un “maltrato psicológico” el cual viene a sumarse a sus “penurias diarias”.
Sin ser justificable, a su juicio, “ahora el tiempo acompaña, aunque tienen que buscar un relevo a la hora de llevar a sus hijos al colegio. Sin embargo, pronto empezará a llover y hacer frío. ¿Van a obligar a la gente a hacer cola?”, se preguntaron. Al Ambar considera que la Consejería libraría a los usuarios de, al menos, una de esas esperas si los trabajadores de Asuntos Sociales les telefonearan para darle la cita de justificación de ayuda. “Esta sistema sería posible porque todo está informatizado”, planteó Alí. No obstante, la entidad apuesta por reforzar la plantilla.
El voluntario de Al Ambar lamentó que las “ayudas para alimentación, la factura de la luz o del agua se retrasan y, cuando llegan, ya han cortado el suministro”. La presidenta de la organización apuntó a un colectivo femenino que encuentra obstáculos para acceder al catálogo de prestaciones. “Son mujeres que hace cinco o seis años recibieron cobertura de Asuntos Sociales pero, ahora, les dicen que carecen de opción a ellas porque no la justificaron”, explicó Abdelkader, quien afirmó que se trata de una cuestión de “ignorancia, dejadez o extravío de los documentos”.
En cuanto al Ingreso Mínimo de Inserción Social (IMIS), Al Ambar sugiere la contratación de más trabajadores (“ahora solo hay uno”) porque, con anterioridad, esta concesión estaba resuelta en dos o tres meses y, en la actualidad, “tarda un año”.  
Para abordar estos problemas que azotan a los vecinos del Príncipe Alfonso, la entidad solicitó audiencia a la consejera de Asuntos Sociales, Rabea Mohamed, hace cuatro meses sin que haya recibido “audiencia”. “A lo mejor esta humilde asociación no está a la altura de la consejera”, concluyeron.