Esta clase política es la monda. Nunca dejará de sorprenderme. Fíjense de lo que son capaces, hasta de descubrir ahora lo que lleva años existiendo y prometer que lo van a solucionar.
Sí, les habló del Tarajal, del polígono, del caos, de la vergüenza que supone para cualquiera que allí se acerque, de la inseguridad, de los atentados diarios y constantes contra los derechos humanos... de tantas y tantas cosas que han terminado por devorar la zona hasta convertirla en un monstruo. La clase política, que parece enterarse ahora de las avalanchas, desmayos, heridos y mafias que pululan por el lugar, asegura que va a solucionar lo que allí ocurre.
Claro, asumir la hilera de errores que todos han cometido en torno a esta gestión resulta complicado, por no decir imposible. ¿Se imaginan a alguien del PP o del PSOE (porque ambos han tenido mando en el Gobierno central) reconocer lo mal que lo han hecho? Imposible, antes deberían tomar conciencia de la doble moral que siempre ha imperado en la zona y que se ha mantenido porque interesaba.
Esas pobres mujeres con bultos que duplican su peso que ahora causan lástima en el personal llevan años siendo la sombra del respeto. Convertidas en animales de carga llevan años protagonizando eso que llaman ‘comercio atípico’ (fíjense que hasta en los términos llega la doble moral) para llenar las arcas. Han empezado a ser un problema cuando la bomba de relojería amenaza con estallarnos en las manos. Ahora a todos les entra el canguelo porque hoy el Tarajal da miedo. Miedo de ver cómo un grupo de ‘plantos’ hacen y deshacen a su antojo, o de cómo las miles de personas que se juntan en un recinto sin infraestructuras ni medios de seguridad pueden provocar en cualquier momento un ‘Madrid Arena’ (ya pasó). Miedo de saber que el control es imposible, que nadie puede asegurar que pasa en cada bulto, que nadie sabe qué se cuece realmente en algunas naves... hasta los empresarios de bien no reconocen ni su propio lugar de trabajo.
El polígono se ha ido desfigurando a la vista de todos, se ha permitido entradas sin control, se ha dejado un incremento de porteadores, se ha mirado hacia otro lado hasta que las alertas saltan. Y saltan porque puede ocurrir una desgracia que empañe la carrera electoral de todos. Ahora descubren el Tarajal... así son.