La mañana del pasado sábado Málaga ejerció de anfitriona en la presentación oficial de “Voluntarios para morir”, obra del pintor Augusto Ferrer Dalmau. La heroica gesta del “Blocao de la Muerte” y el ejemplo de entrega de un puñado de legionarios ha servido de inspiración al pintor. Unos hombres sitiados bajo un intenso fuego se mantienen ante todo fieles a las palabras del Credo Legionario y sus Espíritus… “Cumplirá su deber… obedecerá hasta morir…” cumpliendo “con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos…”
Los espíritus Legionarios han servido a Augusto Ferrer Dalmau para homenajear al Cabo Suceso Terreros y sus Legionarios, que de forma voluntaria “…acudieron donde estaba el fuego, de día, de noche… hasta llegar a la bayoneta. Hombres rudos y valientes que “…lucharon hasta derramar la ultima gota de su sangre”. “Voluntarios para morir” representa con gran acierto, a través de las manos y la singular mirada de Ferrer Dalmau todos los valores del Credo Legionario.
En “El Blocao de la Muerte” se dieron todas las premisas para que un Legionario tenga una buena muerte. Refleja fielmente las circunstancias para que un Legionario bravo pueda con orgullo ir a reunirse con su más leal compañera… estando dispuesto “…siempre a combatir, sin turno, sin contar los días, ni los meses ni los años…” En la obra de Ferrer Dalmau se refleja sin duda alguna la esencia y la razón de ser del Legionario, ya que a través del sacrificio de los 15 legionarios que dieron su vida en la defensa de Melilla cobra un extraordinario sentido el Espíritu de la Muerte: El morir en el combate es el mayor honor. No se muere más que una vez. La muerte llega sin dolor y el morir no es tan horrible como parece. Lo más horrible es vivir siendo un cobarde.
Ferrer Dalmau, bautizado como “el Pintor de Batallas”, explicó en la presentación que ha tenido lugar en Auditorio Edgar Neville de la Diputación de Málaga, que cuando la Agrupación de Legionarios de Honor le hizo el encargo se encontró con el problema para elegir una de entre las numerosas gestas que los Legionarios han protagonizado desde que El Teniente Coronel José Millan-Astray crease el Tercio de Extranjeros hace ya cien años. Y fue Arturo Pérez-Reverte, buen amigo y cómplice del pintor, quien rescató un antiguo artículo suyo publicado en el que hablaba sobre “Blocao de la muerte” y el pintor consiguió finalmente descartar “el Desembarco de Alucemas”, frente a un suceso con tintes tan legionarios como el de la muerte de un puñado de hombres voluntarios.
Augusto Ferrer Dalmau cumple actualmente con su periodo de activación como “Reservista Voluntario” en el Ejercito de Tierra, concretamente en la Brigada de la Legión Rey Alfonso XIII, por ello acudió a la presentación y entrega del cuadro ataviado con el uniforme sarga de Sargento Caballero Legionario.
El acto fue presidido por el teniente general de la Fuerza Terrestre, Don José Rodríguez García (FUTER), Don Melchor Jesús Marín Elvira, general jefe de la Brigada de La Legión “Rey Alfonso XII” y Don Francisco Fernández Verni, Presidente de la Agrupación Nacional de Legionarios de Honor, que acompañado por Braulio Medel, presidente de Fundación Unicaja, son las entidades que conjuntamente han donado la obra a la Fundación Museo del Ejército de Madrid.
Augusto Ferrer Dalmau y el resto de intervinientes resaltaron el carácter y larga tradición legionaria de la ciudad de Málaga, por su relación histórica con las tropas al haber sido la retaguardia del la Campaña de África. Época en la que los Legionarios heridos adoptaron al Cristo de de la Buena Muerte como su protector en el campo de batalla.
“Voluntarios para morir” es un óleo sobre lienzo de 140 x 180 centímetros que refleja esa heroica defensa de “El Blocao de la Muerte”, que moribundos, con la posición destruida, repelen en una noche cerrada con el fuego de sus fusiles el ataque incesante de los rifeños. Solo les ilumina a luz de un incendio, mientras unos caen heridos al pie de sus compañeros y otros yacen en el suelo y se duelen de las heridas recibidas. Todo ocurrió el verano de 1921 a los pies del Monte Gurugú hará este agosto cien años. Desde entonces no hay un solo día que los Legionarios del Tercio Gran Capitán 1º de la Legión cada mañana hagan Izquierda y derecha en el patio de armas del acuartelamiento de “Rostrogordo”, para mirando al Gurugú recordar recitando los Espíritus Legionarios a ese pelotón voluntario de 15 legionarios defendió hasta derramar la última gota de su sangre la Bandera de España y a Melilla del asedio.