Esta semana hemos vivido momentos de tensión por la acumulación de miles de personas en las inmediaciones del Tarajal. Miles de personas que consiguieron superar a los pocos guardias civiles que prestaban servicio provocando avalanchas intermitentes que, por suerte, no causaron lesiones a porteadores, menores, ciudadanos y guardias civiles. Hemos utilizado la palabra suerte, porque ha sido una suerte que en un lugar donde hay miles de hombres, mujeres y menores no se provoque una avalancha que lesione o acabe con la vida de algún ciudadano. Baraca que en cualquier momento se acabará y tendremos que lamentar desgracias personales.
Un escenario que es responsabilidad de las autoridades de ambos países, porque no son capaces de consensuar cómo canalizar esta situación de tragedia social y de quiebra de la seguridad ciudadana. Las autoridades marroquíes quieren acabar con el porteo de forma intermitente para evitar revueltas sociales y, por tanto, permiten el paso de mercancías intermitentemente para no desesperar a los marroquíes que se dedican a esta actividad pero, al mismo tiempo, cuando les da la real gana y sin previa comunicación a las autoridades españolas, deciden no permitir el regreso de sus nacionales con mercancía.
Desde AEGC no entendemos que desde Marruecos dejen entrar por la mañana a personas que se dedican al porteo de mercancía si por la tarde no les dejan retornar con géneros. Esta irresponsabilidad o falta de previsión genera tensiones en la Aduana del Tarajal, porque los porteadores están cargados de mercancía y necesitan volver a Marruecos. Tensiones que causan problemas graves de seguridad ciudadana y trasladan una imagen pésima de los pasos fronterizos.
Tampoco llegamos a entender que las autoridades de Ceuta, teniendo conocimiento de la entrada de miles personas que se dedican al comercio atípico, no activen con la antelación suficiente un plan de seguridad con un número importante de guardias civiles, policías nacionales y policías locales para que, cada uno de estos Cuerpos, controlen los espacios que les corresponden por ley para evitar desgracias personales, porque al final tendremos que lamentar algún grave incidente o la muerte de alguna persona.
Desde AEGC queremos significar especialmente la falta de seguridad para los muchos menores que se ven envueltos en las concentraciones y en las propias avalanchas. Menores rodeados por grandes concentraciones de adultos que en caso de avalanchas ponen en riesgo sus vidas. Menores muy vulnerables que están durante horas en riesgo sin que exista una especial protección para ellos. Una grave situación que AEGC trasladará al Defensor del Pueblo y a la Fiscalía de Menores para que pongan en marcha mecanismos que protejan a estos niños por el riesgo que sufren por su especial vulnerabilidad.
Resumiendo, nos encontramos con una falta de entendimiento o colaboración entre las autoridades de ambos países. Una falta de previsión lamentable que puede causar desgracias personales y, cuando esto ocurra, se nos pedirá explicaciones a los guardias civiles. Pretender que unos pocos agentes controlen con eficacia y en óptimas condiciones de seguridad a miles de personas que intentan ganarse el sustento es misión imposible y, por tanto, cualquier incidente o desgracia personal es responsabilidad de los que tienen la obligación de organizar un protocolo de seguridad efectivo para proteger y garantizar la seguridad ciudadana en un punto tan sensible como la Aduana del Tarajal.
Esta semana nos hemos visto desbordados y muchos de los actuantes se temían lo peor, porque cuando los porteadores pierden la paciencia comienzan los forcejeos que, en más de una ocasión, han acabado en disturbios teniendo que lamentar desgracia personales y lesiones a porteadores y guardias civiles. Una situación de extrema gravedad que quieren resolverla con unos pocos efectivos que hacen lo que pueden para intentar solventar los problemas de seguridad que generan los porteadores.
Desde AEGC volvemos a insistimos que la responsabilidad de la Guardia Civil comienza en el recinto aduanero y, por tanto, el control fuera del recinto aduanero corresponde al Cuerpo Nacional de Policía, pero los anteriores jefes de la Comandancia permitieron que se nos asignara una responsabilidad que no nos corresponde, como es el orden público fuera del recinto aduanero. Una decisión que repercute negativamente en otros cometidos que tenemos asignados en la Ley de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado por falta de efectivos.
El tema de la frontera cansa, pero seguiremos denunciando esta situación, porque cuando ocurra una tragedia trasladaremos donde corresponde que advertimos de lo que estaba sucediendo para que las responsabilidades no se dirijan hacia los guardias civiles. Como Asociación de guardias civiles nos preocupa la seguridad ciudadana, las lesiones que pueden provocar las avalanchas y la seguridad jurídica de nuestros compañeros.
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