Hay una premisa básica para solucionar los problemas: conocer con detalle los motivos y circunstancias que los provocan. La Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía han elaborado numerosos informes que detallan con precisión las muchas circunstancias que se dan para evitar las avalanchas que generan las masas de porteadoras-es, la acumulación de vehículos y los problemas de inseguridad ciudadana que provoca el descontrol “controlado” en la Aduana del Tarajal por las mafias que mueven el negocio del porteo de personas y vehículos.
Los ciudadanos pueden estar seguros que nada se les va de las manos a los Cuerpos de Seguridad del Estado, pero existen vicisitudes que no pueden corregirse desde nuestro país y hace mucho más difícil y compleja la solución. Esa es la razón principal por la que los delegadas-os del Gobierno pueden agilizar y promover con más o menos acierto las medidas que minimicen el desaguisado, pero la solución no depende sólo de esta parte. Existe un problema social que debe abordarse para tratar de minimizar el impacto negativo que puede tener acabar de forma contundente con un porteo que está destinado a morir lentamente con el beneplácito de las Autoridades de ambos países.
Nadie pone en duda que la Aduana del Tarajal dejó de ser una oportunidad para generar empleo y negocios hace mucho tiempo. La realidad es desmoralizante, porque solo unos pocos se reparten las ganancias de un negocio que no genera riqueza alguna a la ciudad y, mucho menos, a los trabajadores ceutíes. Por esta razón no nos equivocamos si decimos que gastamos mucho dinero en gestionar recursos materiales y humanos para evitar que se acabe con un comercio que no beneficia en nada a la economía ceutí.
Sería injusto no reconocer que hemos mejorado en la gestión de este problema y que la zona de embolsamiento ha servido para solucionar un poco el entuerto, pero sobre todo, para comprender que solo tomando medidas permanentes “repetimos PERMANENTES” se puede mejorar aún más la gestión de un negocio que estará con nosotros hasta que se tome una solución definitiva a ambos lados de la frontera. Mientras tanto, nuestro objetivo será controlar y vigilar que los promotores del descontrol no puedan lograr su propósito.
Las instrucciones de establecer controles exhaustivos y restrictivos dadas por la Delegación del Gobierno es una buena medida para evitar que los porteadores-as entren por un lugar que no les corresponde y, sobre todo, para evitar que porteadoras-es se hagan pasar por trabajadoras de hogar u operarios de distintos sectores. Nadie puede reprochar “con vergüenza torera” que no entren “sus muchachas”. Primero, porque no son suyas y en segundo lugar, porque no hay nada que les impida poder contratarla. Hacemos hincapié en esto, porque hay muchas quejas de señores y señoras que no quieren fregar un plato, pero tampoco contratar legalmente a una trabajadora cuando no existe impedimento alguno para poder hacerlo.
Controlar la entrada de personas puede acabar con hechos impropios de un país moderno, porque sinceramente, si no somos capaces de quitar ni a las vendedoras del embarque de vehículos del puerto cómo vamos a pretender solucionar cosas más complejas. Y hacemos referencia a este punto, porque son cientos de ciudadanos que se quejan por temor a tener un accidente o del peligro de atropellar un pie a las vendedoras, como ha pasado en varias ocasiones. Una venta de pequeños objetos que no podría hacerlo una ceutí, porque sería sancionada. Una imagen pésima, pero más pésimo y lamentable es ver cómo un policía español quita estos productos a una señora que monta el espectáculo para evitar el decomiso, pero se niega a salir de esta zona restringida. Un ejemplo para entender que tener controlada la entrada de personas y vehículos puede acabar con otros problemas de seguridad, ademas de poder encomendar otras tareas a los policías del puerto. Existen otros muchos ejemplos.
Desde AEGC hemos insistido en la necesidad de controlar el flujo de personas y vehículos pateras para evitar las avalanchas y los atascos intencionados. Unas medidas tomadas por la Delegación del Gobierno que aplaudimos desde AEGC, porque mantener el orden depende del número de coches que acceden a la ciudad. Sin embargo, este control en el flujo de entrada debe implementarse con la prohibición de acceso de vehículos patera que no colaboren con las Fuerzas de Seguridad o provoquen el desorden y descontrol cuando se les antojan.
Desde AEGC, aplaudimos las medidas restrictivas tomadas, pero insistimos, que es más importante que estas medidas se hagan permanentemente para acabar con la sensación de este descontrol controlado por mafias y golfos.
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