Es difícil predecir qué puede ocurrir en la Aduana del Tarajal, porque es imprevisible saber el tránsito de personas y vehículos que portearán. Es difícil porque existen varios factores que pueden determinar si será un día normal para realizar nuestro trabajo, porque esos factores no dependen de las autoridades españolas. Esa es la razón por la que al comenzar el servicio desconocemos si será un día difícil y duro para todos los que estamos inmersos en el comercio atípico: guardias civiles, porteadores y usuarios de la Aduana del Tarajal, porque todos sufrimos las consecuencias.
Es difícil de predecir, pero esta semana nos temíamos que el jueves –último día de porteo- la afluencia sería mayor, porque las porteadoras-es se ven en la necesidad de ganarse el sustento de los días que dejarán de trabajar por la prohibición del comercio atípico la próxima semana. Nos temíamos que sería un día difícil y acertamos, porque la Aduana de Marruecos no facilitó el transito fluido de mercancía. Iban pasando las horas y las porteadoras-res comenzaron a organizarse para presionar y romper el dispositivo de seguridad montado para evitar avalanchas, lesiones y accidentes entre los usuarios de la Aduana del Tarajal.
La poca disposición de los aduaneros marroquíes en dejar pasar mercancía, la negativa de los porteadores para acceder por donde están habilitados para evitar pagar más dinero y la perfecta organización de los porteadores-as para presionar el dispositivo de seguridad complicaron -un día más- el trabajo a los guardias civiles que tienen que prestar servicio en unas circunstancias penosas ante mujeres y hombres que tratan de generar el caos fingiendo ataques de nervios, mintiendo y empujando a los guardias civiles con la intención de provocar avalanchas para acceder con la mercancía hacia Marruecos sin importarles la vida de los usuarios de la Aduana.
Este jueves hemos visto de todo, mujeres fingiendo ataques de nervios y desfallecimientos, hombres y mujeres insultando y empujando a los guardias civiles hasta excusas graciosas de personas que intentan pasar pacíficamente. Nada tenemos que reprochar a estas últimas, pero los otros grupos comienzan a saltarse la línea de “buscarse la vida dignamente” a cometer delitos de resistencia y agresión a los agentes de la Guardia Civil aprovechando esta especial circunstancia. Son los responsables materiales de generar un caos de seguridad que pone en riesgo la vida de porteadores-as, usuarios y, por supuesto, de guardias civiles, porque nosotros también estamos allí y hemos sufrido lesiones graves en las avalanchas. Lesiones como acuchillar a un guardia civil aprovechando el tumulto, teniendo que sufrir una intervención quirúrgica y estar varios meses de baja.
AEGC y los guardias civiles podemos comprender la situación desesperada de las mujeres y hombres que tratan de ganarse el sustento pasando mercancías para Marruecos, pero esa desesperación no les legitima a crear el caos, generar situaciones de riesgo para los usuarios, alterar el orden público, empujar o agredir a los guardias civiles aprovechando el desconcierto y, por supuesto, a colapsar los servicios básicos de la ciudad, sobre todo, el acceso al Hospital Universitario, porque de ello puede depender la vida de muchas personas. Por eso decimos que se está cruzando la línea roja entre intentar ganarse el sustento honradamente y cometer delitos aprovechando el desconcierto.
Entre todas las personas que hemos nombrado no estaban los más dañinos, los responsables intelectuales de organizar el caos; nos referimos a los dueños de las mercancías, porque son ellos los que los organizan, incitan y obligan a generar el caos, no sólo en el Tarajal, también en el resto de la ciudad. Unos dueños que obtienen grandes beneficios y no pagan impuestos, que es donde está el mayor de sus beneficios. Unos dueños de mercancía que explotan a los porteadores-as, que son los propietarios de los vehículos patera.
A día de hoy, ningún gobierno, sea del color que sea, puede sostener que el comercio atípico genera riqueza y puestos de trabajo en la ciudad. En AEGC desconocemos la razón por la que se sigue apostando y colaborando con el comercio atípico, que más que atípico es un comercio inmoral e ilegal, porque detrás del mismo existen intereses oscuros, fomenta la explotación, la inseguridad ciudadana y trasmite una imagen penosa y lamentable de una ciudad que no puede permitirse este descontrol y, mucho menos, dar una imagen tercermundista si queremos fomentar el turismo.
Ha llegado el momento de controlar el número de porteadores y vehículos patera que entran a Ceuta para evitar estos conflictos. Está muy bien tener un lugar donde agrupar y controlar los vehículos que quieren entrar en Marruecos, pero se deben implementar medidas que impidan poner en riesgo la vida de los usuarios de la Aduana del Tarajal, medidas que impidan que los servicios básicos de Ceuta se colapsen por intereses económicos bastardos.
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