Opinión

Admiración y respeto por la cuadrilla del Nazareno, por Ana Dueñas

Quien me conoce ya sabe que a estas alturas de mi vida ya no soy creyente. Y todo el mundo me ha escuchado criticar en no pocas ocasiones la hipocresía que rodea al mundo cofrade caballa.


Pero la noche de este martes viví algo que me llenó de emoción y de un sentimiento indescriptible.


Llegamos tarde para el Encuentro, así que aconsejé a mi hermana y a mi compañero Álvaro que callejeáramos para ver a la Cofradía en Velarde, punto emblemático tradicional de la procesión. Estaba ya casi llena, y logramos hallar un hueco frente a la escalera que nunca he utilizado y que no sé a donde da.


Hasta ahí todo correcto. Sin más.


Pero cuando el paso del Cristo llegó hasta donde estábamos, un cable se enganchó en el remate de la cruz que carga el Nazareno. Y ahí empezó todo.


Tensión de nervios, el silencio de los presentes, capataces dando órdenes para intentar desenganchar el cable: “izquierda atrás”, “menos pasos quiero”, “a tierra, a tierra”… capataz que se tiene que subir al Paso para deshacer el enredo… parece que todo está solucionado… “venga, vamos otra vez”. Levantá ‘a pulso’, “vámonos despacito”… se vuelve a enganchar…

Pierdo la noción del tiempo y no sé muy bien cuántos intentos fueron hasta que consiguieron con maniobras y mucho esfuerzo salir del atolladero… pero al Nazareno le esperaban dos cables más. Un vecino levantó desde un balcón el que por orden era el tercero, pero el otro, el segundo, tuvo que sortearse con los costaleros casi de rodillas para “levantar al cielo” cuando consiguieron pasarlo, que desencadenó una ovación y las lágrimas de muchos de los testigos.


Fueron unos minutos inolvidables.


No me queda más que expresar mi más profunda admiración por quienes portaban al Nazareno. Por los capataces también, claro, que guiaron las maniobras perfectamente. 
Pero esos costaleros son dignos de admiración. Ese esfuerzo sin recompensa más allá del sentimiento cofrade, sí, es digno de admiración. Yo les admiro. 


Y entre ellos, especialmente, admiro a Raúl Fernández.


Gracias por este recuerdo inolvidable.

Entradas recientes

Café y fogones para construir una vida

Sirve con delicadeza la leche. Presto y sigiloso, deja en la barra dos cafés acompañados…

20/11/2024

A prisión tras el atraco a un repartidor de comida a domicilio

La autoridad judicial ha ordenado el ingreso en prisión a la espera de juicio de…

20/11/2024

Edith Rivas presenta esta tarde su último libro, ‘El alma importa”

Edith Rivas, fundadora y directora de Centro Global2, ha publicado recientemente su segundo libro, ‘El…

20/11/2024

El estallido de Vox

Vox ha terminado por estallar. Y eso que la crónica ni siquiera ha atravesado el…

20/11/2024

Disciplina legionaria

Las características especiales del Tercio de Extranjeros, su forma peculiar de nutrir sus filas, admitiendo…

20/11/2024

La llegada de los Regulares

Tal día como hoy hace 90 años, el Faro de Ceuta, diario decano de la…

20/11/2024