Tahar Maimon Hammu falleció el pasado viernes a la hora del rezo más importante del día. Fue un frutero que amó su profesión y una gran persona reconocida en Ceuta.
Tahar empezó a trabajar con su padre a los 14 años en una frutería ubicada en el Mercado Central, en la parte de baja conocida como agujero.
A partir de ese momento comenzó a ampliar sus negocios y vender al por mayor. Traía frutas y verduras de Málaga, hasta que desalojaron a estos empresarios y se vieron obligados a abrir sus almacenes por cuenta propia.
Maimon se instaló en el Muelle de Alfau durante 6 años, después se mudó a un almacén ubicado en Hadú, en la avenida Santos Vilela.
En este barrio estuvo cerca de 40 años vendiendo frutas y verduras. “Todos sus clientes venían con mucha alegría”, explica su nieta.
“Siempre trataba a sus clientes con buenas palabras y mucho cariño. Hemos recibido muchos mensajes por parte de los vecinos, amigos, familiares y clientes que recuerdan a mi abuelo como a un hombre con una fuerza de voluntad increíble, con muchas ganas de vivir y siempre entregado a su almacén”, detalla Naual Tahar.
Según su nieta, su trabajo era su vida, nunca quiso jubilarse. “Siempre decía que él se jubilaría cuando fuera al cementerio”. Una de sus frases era “hola guapita o hola Reina de Saba”, rememora emocionada.
Al igual que por su negocio, también sentía devoción por sus hijos y nietos, de los que “hablaba con orgullo”.
“Las nietas y nietos lo recordamos entrando a nuestra casa desde que éramos pequeños con una bolsa verde llena de chucherías y con una frase muy representativa”, narra.
Tal y como narra Naual, “sus clientes siempre hablaban maravillas de él, tanto nacionales como internacionales. Vendió mucha mercancía tanto a Marruecos, como a todos los mercados de Ceuta, tiendas, cafeterías, bares, hoteles, ferias… No hay establecimiento al que no le haya vendido en esta ciudad”.
Según informan sus familiares, “gracias a Dios fue un hombre muy bueno. Ayudó a su familia, a sus hermanos y padres hasta el día de hoy. Ayudaba a todos y ahora sus hijos están siguiendo sus pasos para que el negocio de su padre no se pierda”.
Este ceutí estaba muy enamorado de su mujer, tenían una relación muy sana. “Se pudo despedir de ella el día de antes de su muerte, antes de montarse en la ambulancia. Lo hizo con un adiós”, detalla su nieta.
Este adiós extrañó a todos los familiares, pues cuando Maimon acudía a este lugar, nunca se despedía de su mujer, “y menos con un adiós”. También lo hizo con lágrimas en los ojos, y recordando lo feliz que fue su vida, y que, si se iba, “estaría mejor”.
Este adiós fue el último y toda su familia quiere recordar a este buen hombre y honrarlo por todo su esfuerzo, solidaridad y gratitud.
“Lo recordaremos siempre pasando por Hadú con una sonrisa, llegando a la casa y cantando o contándonos anécdotas”, relata Naual.
Sus familiares aseguran haber recibido los mejores valores de humildad, ayuda al prójimo, valentía y coraje, una de sus características más fuertes.
Quería mucho a sus hermanos y, aunque solo le quedaba una con vida, la acogió en casa y la cuidó como si fuera su hija.
Sus familiares quieren que Ceuta tenga conocimiento de que este frutero de pasión y querido por todos ya no volverá a suministrar fruta a ningún rincón de la ciudad, pero siempre será recordado por la grandeza de su corazón.
"Nunca olvidaremos al gran hombre, marido, abuelo, tío, sobrino y padre que fuiste. Todos tus nietos e hijos te recordaremos con esa fuerza de voluntad y esa inquietud por ayudar a los demás y esas ganas de luchar y cuidar de los tuyos. Gracias por tanto, siempre serás nuestra persona favorita", expresan sus familiares.
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