El año se cierra con la misma incertidumbre con la que comenzó, con esa sensación de estar viviendo una pesadilla que no tiene fin, con un covid que nos ofrece nuevas variantes y que no termina de ser erradicado, obligándolos a adaptarnos a lo desconocido. Mirando atrás quedan muchas pérdidas. Todos tenemos a alguien conocido que se quedó en el camino, haciéndolo además de la manera más cruel, con un virus que impedía una despedida como se merecía. No son solo las muertes, también están quienes sufrieron covid y no han podido afrontar el mismo ritmo de vida que llevaban.
Dejamos atrás un 2021 con poco que celebrar. Lo cierto es que ante lo que pueda venir deberíamos haber ganado en responsabilidad y en solidaridad, pero aquello duró el tiempo del confinamiento, del miedo, del no poder salir de casa que llevó a una empatía engañosa. Buena parte de la sociedad sigue haciendo gala de comportamientos egoístas y se centran en batallas perdidas, en abrir frentes antes de cerrarlos, en generar problemas en vez de sumar fuerzas para salir adelante. Decían que el bicho nos iba a cambiar, si lo hizo fue por poco tiempo. Decían que todo aquello nos iba a hacer mirar la vida con otros ojos. Si lo hizo fue un sueño.
Empezamos un 2022 con la marca de haber vivido tiempos difíciles, complicados pero lo aprendido en el camino no ha sido suficiente como para que sepamos establecer prioridades y, sobre todo, saber el comportamiento que debemos tener.
No sé si este año será el de los buenos propósitos, si habremos aprendido a establecer límites para no invadir las libertades de los demás, si sabremos ser más humanos y menos egocéntricos. Veremos el transcurrir de unos meses que además son claves para esta Ceuta que camina enrarecida, atrapada en los mismos temas, sin evolucionar, acomplejada por sus problemas, sin dejar las puertas abiertas a los cambios, temiendo siempre a los mismos asustaviejas y olvidando que hay más mundo que nuestro propio ombligo.
La vida me enseña que no empezamos con esperanza, porque hay quienes se empeñan en que no la tengamos.