La Salvamar ‘Gadir’ se encargó ayer del rescate de nueve subsaharianos, entre ellos un adolescente, que viajaban en dos balsas playeras. Fueron localizados a cinco millas al noroeste de Ceuta tras recibir el aviso de la Guardia Civil que colaboró en las tareas de rescate. Cumpliendo a rajatabla el grueso de las historias que integran la reciente crónica migratoria, los subsaharianos se habían hecho con embarcaciones neumáticas por no más de 200 euros, partiendo de la zona de Punta Cires, con la connivencia de una Policía marroquí que opta por mirar al otro lado. Exhaustos y desorientados fueron auxiliados por Salvamar que coordinó su trasladó a la base de Ceuta, en donde fueron recogidos por la Policía Nacional.
Una de las embarcaciones estaba ocupada por cinco subsaharianos y la otra por cuatro; todos ellos varones y todos con la misma lección aprendida: no aportar información a las fuerzas de seguridad sobre la forma utilizada para poder llegar a Europa. Si lo hicieran acabarían con el sueño que mantienen activo sus compatriotas. Se calcula que en la zona de donde están partiendo todas las balsas, Punta Cires, puede haber entre 80 y 90 subsaharianos esperando el momento de salir. Ellos serán los protagonistas de las próximas travesías, como lo fueron quienes iniciaron una escalada por goteo lanzándose a las aguas con el propósito de alcanzar la península. No sólo las costas ceutíes, también las peninsulares (Málaga o Granada) han recibido ya la llegada de subsaharianos en embarcaciones neumáticas. No les importa el peligro que define estas travesías, ni el hecho de que otros subsaharianos hayan conseguido salvar sus vidas gracias a un rescate in extremis de las fuerzas de seguridad o de Salvamar. No hay día en que, en balsas o a nado, pretendan burlar la vigilancia costera formando parte de unas travesías que tienen por objetivo forzar un auxilio para conseguir, al menos, ocupar alguna de las plazas de los centros de estancia temporal.
En el rescate desarrollado ayer la Salvamar ‘Gadir’ trajo a los nueve subsaharianos en el mismo trayecto, al toparse con las dos balsas en la misma salida. Sospechan que otros compatriotas eligieron el día de ayer para alcanzar las costas, pero no han sido interceptados. Y es que, según fuentes de la Benemérita que hablan por experiencia, cuando se topan con un par de balsas es porque, esa misma noche, se ha producido la salida de otras embarcaciones.
La venta de las balsas se hace sin pudor alguno, en plena playa, ante la mirada de las fuerzas de seguridad e incluso al lado de la comisaría. El negocio es redondo puesto que una balsa en Marruecos cuesta cuatro veces lo que vale en Ceuta, que es donde se adquiere. Los beneficios para los eslabones de las organizaciones mafiosas son claros.
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