Cuando Ana Sánchez abrió su papelería en calle Real, en noviembre del año 2013, nunca se imaginó que ese inicio tendría un final como el que ha tenido. Este viernes ha echado la persiana por última vez tras casi una década llena de anécdotas, momentos y muchas risas dentro de los muros de este conocido negocio de Ceuta.
La propia Ana explica que, aunque tienen por delante unos días de trabajo para vaciar todo el local, este viernes “es el último día que estará abierta al público”, comenta visiblemente emocionada.
Casi una década llena de vivencias en la que ha podido “conocer a gente que no conocía de nada y que ahora nos tratamos como si nos conociéramos de toda la vida, hemos cogido tal confianza que me tratan como si fuera su hermana”, asegurando que esto va a ser lo peor de todo este cierre.
Muchos momentos vividos sobre un mostrador que puede contar innumerables charlas sobre fútbol, porque Ana es una apasionada del balompié y sobre todo del equipo de su ciudad: la AD Ceuta. “En estos últimos días ha venido mucha gente a preguntarme que dónde vamos a hacer las charlas y yo les contesto que podemos quedar para tomar una coca cola y hablar el tiempo que haga falta”, expresa.
Además, después de tantos años atendiendo clientes certifica que nunca ha tenido “ningún problema con nadie y si ha habido alguna vez un malentendido siempre he intentado solucionarlo de la mejor manera posible”.
Una situación a la que lamenta haber llegado y de la que confiesa tener pena por los buenos ratos pasados con los clientes. “Me ha dado más pena por lo sentimental que por lo laboral, porque en el trabajo ya saldrá otra cosa”, apunta. “Pero es que he cogido mucha confianza con muchos clientes y siempre me han respondido, pero no ha quedado otro remedio” añade.
Además, comenta que ser autónomo hoy en día es muy difícil “es todo pagar, yo estoy aquí muchas horas si hace falta pero si solo es para pagar algo no cuadra”, señala la propietaria de una papelería que ha solventado una pandemia “a trancas y barrancas”, indicando que “ya se ha complicado demasiado la cosa y yo creo que es lo mejor que puedo hacer”.
Algo que empeora aun más con la inflación que estamos viviendo, disparada tras el comienzo de la guerra en Ucrania. Como ejemplo pone la vuelta al colegio de este pasado curso, “el que se llevaba diez libretas ahora se ha llevado cinco, porque es una cosa que notamos todos, si vas a comprar lo que sea a cualquier comercio antes comprabas dos y ahora pues compras uno debido a que todo está más caro”.
Sobre esto, asegura que han intentado aguantar abiertos todo el tiempo que han podido, “pero es que no podíamos”.
Por último, manda un mensaje a todos esos ceutíes que se han pasado por su papelería durante los últimos casi diez años ya que desde que comunicó que cerraba sus puertas “esto ha sido un ambientazo”. “La gente se ha volcado y se lo quiero agradecer”, continúa, “estoy aquí, tienen mi teléfono para lo que puedan necesitar y la verdad es que estoy muy agradecida”, comenta con un nudo en la garganta.
Una papelería que muchos recordarán no solo por la calidad de sus productos, sino también por el buen trato y ambiente que se vivía cada día dentro del local.
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