Franci Valero era uno de los especiales. Se nos ha ido quien se lleva el aprecio de muchísima gente en Ceuta, quien se lleva el aprecio de los que le conocieron, de los que le trataron. En mi caso siempre recordaré cómo se implicó en la búsqueda de un buceador marroquí desaparecido en el entorno de isla Perejil intentado capturar un pez, cómo recibió a esos familiares desesperados y la entereza que mostró para ayudar a visibilizar aquella pérdida. Una de esas tragedias asociadas al mar que Franci tanto conocía, con el que Franci tanto había lidiado, con ese mar que llevaba en los genes. La implicación que demostró con una familia que estaba destrozada, la capacidad que tuvo para aportarles esperanza en esos momentos tan delicados solo es capaz de ofrecerla un grande. Franci lo hizo y todo aquello quedó recogido en unas crónicas que ayudaron, y mucho, a familias destrozadas. Se nos ha ido dejando mucha historia que recordar, dejando toda una vida entregada al submarinismo, al mar, a la pasión de la cetrería que iba introduciendo en Ceuta y a esa toda una historia vital vinculada al RING-7, convirtiéndose en el cabo más antiguo de España del Arma de Ingenieros. Aquello le llevó a protagonizar uno de sus últimos reportajes con El Faro, pero la hemeroteca se encarga de guardar cientos y cientos de recortes que le tuvieron de protagonista. Las pérdidas son insuperables, las palabras no pueden calmar el dolor de una familia que ha perdido a un hermano, a un hijo, a un padre. Solo el paso del tiempo ayuda a calmar en algo la pena siempre presente, siempre permanente, ese dolor que no cesa. Pero la grandeza de personas especiales radica en que en todo momento esos seres queridos podrán detenerse mirando el mar, contemplando cualquier vista de Ceuta, sumergiéndose en sus aguas… y lo recordarán porque gozarán de múltiples rincones y escenarios en donde mantener siempre vivo a quien, sin duda, ha sido una persona que ha marcado a los que tuvieron el placer de conocerle.