Era el año 98, recién llegada a Ceuta. Una ciudad desconocida para mí, que venía del otro norte. Me avisaron de la llegada de una embarcación con inmigrantes a Benzú y aquel día comenzó una amistad que ha durado años. El taxista que me llevó desde la parada de Plaza Azcárate hasta la barriada era Abdelkader. Su sonrisa, su conversación durante todo el camino me acompañó en una de mis primeras salidas como periodista en El Faro y continuó para siempre. Hoy me entero que Abdelkader ha fallecido. Abdelkader el socialista, Abdelkader el hombre con valores y principios, Abdelkader el amigo, Abdelkader el vecino con el que siempre se podía hablar, Abdelkader el ceutí preocupado por lo que sucedía en esta ciudad y que siempre me llamaba iniciando las frases de la misma forma: "Echarriii".
Cuando me han confirmado que habías muerto no lo creía, he tenido que mirar tu última conexión de whatsapp o ver tu último mensaje. No me lo creo. Ya no recibiré más llamadas tuyas, más mensajes. No hablaremos de los problemas de la barriada de
Villajovita, de tu kiosco frente al instituto Almina, del campo Benoliel, de Ceuta, del PSOE, de El Faro, de mis niños, de tus nietos...
Se va un hombre bueno, una persona cariñosa, un luchador por la convivencia en este pueblo, por la convivencia que se vive no la hipócrita que algunos estilan. Se va un trabajador incansable, un socialista de verdad, un buen hombre, un luchador al frente del taxi que llevó muchos años y también en su kiosco. Su familia puede quedarse con el orgullo de haber tenido a Abdelkader a su lado, de tener sus recuerdos y de saber que, como yo, les puedo asegurar que en Ceuta hay muchas personas que le querían, apreciaban y respetaban.
Me va a costar aprender que Abdelkader ya no me llamará o me pondrá mensajes iniciados con ese "Echarriii". Se marcha, nos deja físicamente pero no en nuestros recuerdos. Se va con el doctor Abdelkrim -cómo te gustaba cuando Quino escogía la foto con su estatua para ilustrar alguna información del periódico, ¿verdad?-. Luchaste mucho para que se le hiciera un reconocimiento, como luchabas siempre que podías por las personas que querías y que te respetábamos. Se va uno de los grandes. Amigo, se te ha querido y se te quiere. Somos muchos los que hoy nos quedamos rotos.