No veas, macho. La que te ha caído. Como aquel que sale a dar un paseo, con la alegría en la cara y se encuentra, de repente, con una manifestación: al final se lleva todos los palos, sin comerlo ni beberlo. Eso es lo que te ha pasado a ti.
No sé por qué nos quejamos tanto de ti, después de todo, has cumplido de sobra con tus cometidos: la Tierra ha seguido girando a la misma velocidad, el día se sucedió a la noche, los meses ocurrieron en el orden acostumbrado y los fines de semana siguieron cayendo en fin de semana. La realidad es que somos unos desagradecidos, porque no se le podría pedir más a un año. A ti, macho, que apenas eres un número de cuatro cifras, exigirte ¿qué exactamente?, ¿que cargues con nuestras miserias y responsabilidades?
No es tu culpa que durante 2019, 2018, 2017, 2016, 2015, 2014 (y la lista continúa) ninguno nos hayamos preocupado seriamente de disponer de un sistema de sanidad pública con recursos suficientes, con personal debidamente remunerado y organizado, con centros desahogados y con instalaciones de sobra. ¿O ese pasotismo ha sido culpa tuya, macho, que ni siquiera habías nacido?
No es tu culpa que estemos esquilmando los recursos naturales de la Tierra durante 2019, 2018, 2017, 2016, 2015, 2014 (y la lista continúa), provocando desarreglos que no comprendemos del todo y modificando las dinámicas de muchas especies y cadenas de vida, devastando selvas y bosques, saqueando todo lo que encontramos para producir objetos que consumimos sin control. ¿O también te vamos a atribuir a ti nuestra codicia diaria?
No es tu culpa que durante 2019, 2018, 2017, 2016, 2015, 2014 (y la lista continúa), hayamos permitido y mirado hacia otro lado cuando existen muchos paisanos y compatriotas que no llegan a fin de mes, que se han suicidado por quedarse sin trabajo o que sufren depresión por verse sin futuro ante su hipoteca; que no nos hayamos sabido organizar para entender que como sociedad debemos disponer de mecanismos de sostén económico para todos. ¿O es que a alguien se le escapa que cuando se dice que hay que tener un equilibrio entre salud y economía, se refieren a la economía de los poderosos? Si no hubiese necesidad de mantener todo el chiringuito financiero, se podríad derivar todos los recursos hacia los trabajadores que quedasen sin empleo, se podría haber confinado con un sentido más sensato, y se podría haber invertido más en Sanidad. Y así elegir entre salud y salud.
Así que, macho, por mi parte, no vas a tener burlas ni cachondeítos, sino mi personal agradecimiento por haber aguantado el tirón, por seguir desplegando el tiempo para nosotros, por seguir dándonos vida. No llegaré al extremo de dar gracias por la pandemia, porque no las doy, ni de asegurar que ha tenido efectos positivos, porque no los ha tenido, ni de trivializar por las pérdidas y el dolor de muchas personas, porque imagino por lo que estarán pasando. La pandemia ha sido una catástrofe, y todas esas pérdidas han ocurrido y tenemos que lamentarlas. Pero, 2020, macho, no es por tu culpa.
Estoy seguro de que te marchas ya con ganas. Nosotros, para lo que venga, ya tenemos al siguiente culpable. Otros cuatros números con los que rellenaremos nuestras irresponsabilidades.
¿Y qué más te voy a decir, macho? Lo máximo que puedo hacer es escribirte estas líneas de agradecimiento, mientras Diana Navarro (mágica, éterea, sublime) te dedica su adiós en canción desde mi portátil a la vez que tecleo, y yo me deshago en lágrimas y en rabia por lo que se podría conseguir y no conseguiremos (no en 2021, sino en el mismo santo día en el que nos salga de los mismísimos): recuperar la dignidad como ciudadanos, dejar de ser espectadores, saltar al terreno de juego para que la sanidad, la educación, el arte, la ecología y el feminismo estén siempre en el centro.
Adiós, 2020. Adiós y gracias por aguantarnos.
*José Miguel García (josemigarmar@gmail.com) es psicólogo de la Educación