Dos hombres fueron presentados este lunes, en juicios separados, ante la magistrada titular del
Juzgado de lo Penal número 2 acusados por delitos contra la salud pública. Los dos fueron detenidos el mismo día por la
Guardia Civil -en enero de este año- y los dos dieron pie a la apertura de procedimientos distintos. Sus historias no tendrían por qué tener relación salvo que este lunes, uno de ellos, inculpó al otro aprovechando su coincidencia en los calabozos, a la espera de ser llamados a declarar. El resultado no fue el pretendido.
Así, el llamado A.B., a quien se le detuvo con 14,8 kilos de
hachís en el coche que conducía, manifestó que esa droga no era suya, que era propiedad de otra persona y que ese dueño era precisamente un joven que estaba esperando en calabozos a ser juzgado por el pase de 34 kilos. En la vista oral cambió radicalmente la versión ofrecida en Instrucción, en donde reconoció el transporte de la mercancía. Un giro por el que su Defensa pidió que se acordara una instrucción suplementaria, algo que no fue aceptado por su señoría al entender que se estaba ante una clara maniobra dilatoria para suspender el juicio, al no haber razones fundamentadas que hicieran creíble esa historia. Fiscalía solicitó su ingreso en prisión e hizo constar que tiene antecedentes por tráfico de drogas en Almería.
El otro acusado se conformó con una condena de 3 años y 6 meses de prisión, al reconocer su implicación en un pase de 34 kilos de hachís, aceptando tanto la pena como la multa impuesta de 54.000 euros derivada del valor en el mercado de la droga aprehendida por la Benemérita. En el plano de las meras elucubraciones queda la hipotética pena que se la habría impuesto de haber fructificado la intención del primer acusado de implicarle en su pase: solo unos meses más de prisión, mientras que el pasador habría quedado absuelto.
Esa entendida como estrategia no salió adelante al asomar en este asunto como una versión novedosa.