La exempleada de la notaría de Ceuta que se sienta en el banquillo de la Audiencia acusada de un delito continuado de apropiación indebida ha declarado este jueves ante el tribunal de la Sección VI del máximo órgano judicial en nuestra ciudad.
La acusada, B.G.U., que empezó a trabajar con los notarios en 1994, ha explicado que comenzó haciendo tareas administrativas para luego ir asumiendo más funciones relacionadas con la labor que llevaban a cabo estos 3 profesionales que laboraban, por aquel entonces, en la misma sede de Pedro de Meneses.
La acusada ha negado la sustracción de dinero y considera que todo este desfalco por el que se le acusa era el resultado de una mala gestión documental. “Jamás he cogido dinero”, ha dicho.
Tampoco ha buscado culpables en otros compañeros, pero sí que a ciencia cierta ratifica que ella no se hizo con esos casi 300.000 euros que los notarios le reclaman.
Sobre las 295 facturas especiales que se erigen en la coartada o cobertura de ese montante, la acusada ha destacado que ella se metía en el programa informático sin tener conocimientos exhaustivos en la materia. En ese programa existía una pestaña de ‘especial’ que no lo usaba, ni allí “nunca metí las facturas en ese apartado”, ha dicho, sin dar una explicación al hallazgo de esos documentos.
Ha recordado que había muchos problemas con el programa hasta el punto de que una vez se produjo un problema gordo, ya que un bloque entero de facturas no salían reflejadas. Eso se produjo año y medio antes de que la despidieran. Fue un error de solo un día del que nunca se pudo saber el origen.
El hecho es que decenas de facturas aparecieron en “especiales” pero la acusada dice no saber por qué. “Yo no lo he hecho”.
“Yo no me he llevado el dinero”, ha dicho tajante. “No tuve participación en ninguna anomalía”, ha insistido.
¿Dónde está el dinero? Según la acusada, para “mí no falta, para mí está en el banco”. “Yo no he visto a ninguna persona detraer 292.000 euros de la caja”, ha añadido.
“Llevo 12 años buscando una explicación para saber qué ha pasado. El primer día que escucho hablar de facturas especiales es el de mi despido”, ha insistido. “Yo no tengo ese dinero, en mi cuenta no está, igual lo ocultaron por impuestos, no lo se…”.
Del trabajo de la acusada jamás hubo quejas por parte de los notarios. Pero un 13 de diciembre, antes de que se produjera este escándalo, hubo una reunión urgente en notaría en donde se indicó a los trabajadores que levantar la persiana del local costaba 3.000 euros diarios y la situación económica no era buena. “Me dicen que mi puesto de trabajo es prescindible. Mi hija estaba enferma, yo faltaba mucho y a ellos eso no les gustaba…”.
“Me dijeron el día de mi despido que había robado 300.000 euros, pero si les daba 100.000 dirían que me había ido de forma voluntaria”. Después, “me echaron directamente”.
“No puedo explicar ese agujero económico porque yo sigo teniendo lo mismo de siempre”
Tras el interrogatorio de la Fiscalía y Acusación Particular, orientado a demostrar la incriminación de la acusada en estos hechos, la Defensa ha insistido en la tesis de mantener a su patrocinada ajena a las prácticas delincuenciales.
No es que la acusada hubiera incurrido en una apropiación indebida, sino que esa falta de dinero es más bien atribuible a una mala gestión que se intenta atribuir a los notarios, precisamente los denunciantes.
B.G.U. tenía entre sus funciones realizar la hoja de caja y archivar las facturas en el famoso programa informático en donde se descubrió la pestaña de ‘facturas especiales’ valoradas en 292.000 euros que nunca habrían llegado a manos de los notarios. Esa hoja no se hacía necesariamente el mismo día, sino el posterior, por lo que no habría posibilidad de sustracción alguna de montantes económicos en el día a día.
Sobre la teoría apuntada por la Acusación en torno al patrimonio conseguido o las vacaciones y vida de lujo que habría llevado la investigada, esta se defendió que, como cualquier familia, había tomado vacaciones, disfrutando de su sueldo y el de su esposo, unos meses más elevados otro menos. Negó cualquier etiqueta de elevado tren de vida que pudiera asociarse al gasto de ese dinero que los notarios reclaman y que, mantiene la acusada, nunca faltó y ella jamás cogió.
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