Un inmigrante de origen argelino, que se encuentra preso por otros delitos cometidos en Ceuta, aceptó este lunes una pena de 2 años de prisión al reconocer su incriminación en un delito de lesiones cometido en las proximidades del
CETI. Los hechos ocurrieron en junio de 2019, cuando el ahora condenado se enfrentó con un inmigrante subsahariano al que apuñaló en la frente, causándole lesiones.
M.L.M. aceptó una condena de 2 años dictada por la magistrada titular del
Juzgado de lo Penal número 2, que quedó en suspenso porque cuando cometió este delito no tenía antecedentes, ya que las acciones que le han conducido a prisión son posteriores a la fecha. A esta pena se le suma una prohibición de acercamiento a 100 metros de la víctima durante un periodo de tres años, además de la imposibilidad de mantener contacto con la misma. De igual manera se le impuso el pago de una indemnización de 10.000 euros por las lesiones generadas, producto de la herida que le causó en el rostro y de la que tuvo que sanar inicialmente en centro sanitario.
Al existir una conformidad, no fue necesaria la celebración de juicio ni tampoco contar con la declaración de la víctima o de los testigos de los hechos. Se contaba además con las grabaciones realizadas por las cámaras de seguridad del CETI que captaron el momento en que el ahora condenado agredía con un arma blanca al subsahariano, dejándolo malherido sin aclararse los orígenes de esta brutal pelea. El condenado permanece en prisión cumpliendo por otros hechos también relacionados con la misma tipología delictiva.
Quebrantamiento
De otra parte quedó visto para sentencia un juicio seguido por un presunto delito de quebrantamiento. Como acusado figuraba un hombre sentenciado en firme por un caso de violencia de género que conllevaba una orden de alejamiento respecto de su familia. Esa orden la incumplió cuando se acercó a la vivienda de sus familiares directos y fue visto por una de sus hijas que, de inmediato, llamó a la Policía. En la vista judicial el acusado negó haberse acercado al hogar pero tanto su anterior esposa como su hija declararon en la línea contraria, verificando que se había aproximado al hogar cuando lo tenía prohibido. Las dos familiares directas declararon protegidas por un biombo.