La Ciudad Autónoma ha comenzado esta semana, coincidiendo con el principio de agosto, a utilizar de nuevo la Estación Depuradora de Agua Potable de Ceuta. La ETAP se ha encendido para volver a suministrar a los caballas recursos hídricos acumulados en los pantanos, que se encuentran a casi un 60% de su capacidad máxima, sin dilapidar costes energéticos en la desaladora, que mientras sea posible solamente aportará alrededor de la mitad del consumo diario local actual (entre 22.000 y 23.000 metros cúbicos cada 24 horas) funcionando en el horario de tarifa eléctrica más reducida, es decir, de 00.00 a 8.00 horas y los fines de semana.
Acemsa ha intentado hasta ahora no caer en el traspiés que cometió la Ciudad en plena crisis económica de finales de la primera década de comienzos del siglo XXI, cuando se apostó por agotar el agua embalsada para ahorrar en la planta desalinizadora hasta el punto de tener que volver a contratar un buque aljibe para traer aportaciones desde Algeciras.
Más allá de cálculos pecuniarios, entonces, como ahora, no caía ni una gota del cielo. Desde finales de abril de 2022 no hay precipitaciones significativas sobre la ciudad autónoma: en julio no se sumaron ni quince minutos de lluvia, aunque fuese nimia, y en lo que va de agosto, ni 60 segundos.
Al encaje de bolillos de entonces se suma ahora el encarecimiento exponencial de los costes energéticos, que en el caso de planta desalinizadora suponen alrededor del 50% del total de lo que cuesta convertir el agua del mar en aprovechable del grifo.
En condiciones normales, tres de los 8 millones que cuesta cada año sufragar su funcionamiento (la mitad pagada por el Estado) se dedican a financiar su electricidad. Si nada cambia, o al menos hasta que se acabe el sistema ideado por el Gobierno para compensar el del gas, ese recibo se multiplicará por dos y alcanzará seis millones al año, un aumento que se da por hecho que supondría un evidente desequilibrio económico y financiero de la concesión que podría ser alegado por su adjudicataria, Cadagua.
Frente a semejante panorama y sin garantía de compensación efectiva por parte del Gobierno central, la empresa municipal ha decidido conjugar sus opciones para no exprimir del todo ninguna. Por un lado, no rebajar las reservas estratégicas de los pantanos por encima de lo aceptable.
Actualmente en el del Infierno se acumulan 0,3 hectómetros cúbicos de agua, un 59,6% del máximo, y en el del Renegado 1,02 hectómetros cúbicos, el 62,4% de su capacidad máxima, que en cualquier caso nunca puede aprovecharse “más allá del 25% o el 30%”.
Por otro lado, Acemsa considera que debe minimizar la producción de la desaladora habida cuenta de cómo se multiplican sus costes al precio actual de la energía, con lo que intentará cubrir el consumo diario de la ciudad más o menos al 50% entre las aportaciones de la planta de Benítez y las de los pantanos, que también beben de los manantiales de Benzú.
Este contexto se mantendrá “mientras sea posible” y en función de cómo evolucionen las precipitaciones en otoño, un contexto que también se considera imprevisible a la luz de la historia.
De acuerdo con los registros históricos sobre la ciudad suelen caer 600 litros por metro cuadrado a lo largo de cada año, aunque “de manera desigual en el tiempo”. “En los meses de verano las lluvias son prácticamente inexistentes, siendo las precipitaciones elevadas en los meses de invierno, especialmente en diciembre, cuando se registra el máximo anual”, advierten los últimos informes oficiales evacuados.
A la vista de los datos de precipitaciones y consumo diario de agua (entre 22.000 y 23.000 metros cúbicos al día, sensiblemente por debajo de los cerca de 30.000 de hace una década) se comprueba que en Ceuta se produce un “déficit hídrico” entre los meses de junio y octubre, produciéndose un excedente de recursos “que da lugar a escorrentía en los meses de invierno e inicio de la primavera (marzo-abril)”. según los estudios oficiales elaborados para la confección del PGOU. Acemsa ejecutó durante el año pasado unos 150 proyectos de inversión para seguir mejorando la gestión del ciclo integral del agua en Ceuta con actuaciones de implantación, mejora o sustitución de las redes de abastecimiento y saneamiento por toda la ciudad; de instalación de nuevas conducciones de pluviales y fecales; y de introducción de tecnologías de la información y la comunicación de última generación, entre otras. Los ejecutados en 2020 en un número parecido permitieron reducir un 4,67% el volumen de agua suministrada a diario a la población, que pasó de 24.800,14 metros cúbicos al día en 2019 a 23.641,18 al año siguiente “como consecuencia de las actuaciones que han ocasionado una mejora en la localización y reparación de fugas”.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir facturará un 15% menos que en 2022 por el canon de regulación
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) ha fijado en 679.103 euros la cantidad que facturará a la Ciudad en 2023 en concepto de Canon de Regulación para el abastecimiento de Ceuta, un 15,3% menos que este año, ejercicio para el que se cuantificó en casi 802.000 euros.
El sistema de regulación de las aguas de Ceuta se compone de los embalses del Renegado y el Infierno, que aparte de retener el agua caída en sus propias cuencas sirven para almacenar y regular otras aportaciones. El organismo regulador considera que ambos suman un volumen de agua equivalente a 999.140 metros cúbicos para calcular el canon, ya que esa es la cantidad de recursos hídricos que se podrían regular con dichas infraestructuras para asegurar los caudales necesarios a la población.
El Canon de Regulación se compone de tres sumandos: el total previsto de gastos de funcionamiento y conservación de las obras realizadas; los gastos de administración del organismo gestor imputables a dichas obras; y el 4% del valor de las inversiones realizadas por el Estado, debidamente actualizado, teniendo en cuenta la amortización técnica y la depreciación de la moneda.
La “situación excepcional” de Ceuta justifica que tenga “un tratamiento especial por parte del Estado” en la confección de su recibo, con diversas correcciones y deducciones. Así, por ejemplo, asume un tercio de los gastos de regulación sobre los que se aplica el Canon “por el papel que las presas juegan en la prevención de avenidas”.
Para la Confederación está justificado que los usuarios finales del agua en Ceuta solamente asuman un 66% de sus costes, lejos de los estándares europeos, porque “esa intervención es necesaria en orden a suministrar a los ciudadanos unos servicios homologables a los del resto del país sin que estos tengan que incurrir en gravámenes inasumibles”.
Los costes totales anuales de los servicios del agua actualizados en Ceuta se cifran en unos 25,1 millones de euros, la inmensa mayoría (24,5) para el abastecimiento urbano y sobre todo en concepto de desalinización (7,6), de abastecimiento urbano en baja (8,2) y de recogida y depuración en redes públicas (7,3). Los ingresos ascienden a alrededor de 16,5 millones, casi la mitad por el agua distribuida a los hogares (7,1, el 87% del coste), un total de 3,7 millones por la desalación (el 49,3% de lo que cuesta) y 3,9 por la recogida y depuración (54% de recuperación).
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