En la carretera antigua de Tetuán a Tánger, pasada la presa de Agrás desde la que el río del mismo nombre discurre paralelo al camino, hay un puente para atravesar este afluente del Martíl en el que comienzan realmente las cuestas que conducen al Fondak. Pues bien, en la margen del río opuesta a la citada carretera, antes del puente, esperemos que siga allí un viejo árbol al que muchos atribuyen una edad de bastante más de doscientos años. Está presidiendo un bosquecillo de olivos jóvenes y su edad afecta a las ramas que han caído sobre el campo, mientras otras, las más altas, conservan todavía algunas hojas. El tronco, grueso y retorcido, está rodeado de grandes piedras que sirven para que los caminantes puedan sentarse a su sombra. Nadie diría que aquel viejo árbol que destaca sobre todos los demás, tiene una larga e importante historia relacionada con España.
O´Donnell se sentó allí
En la segunda mitad del siglo XIX los incidentes entre España y Marruecos se multiplicaron y no estalló la guerra en varias ocasiones porque Inglaterra evitaba con su influencia una posible derrota marroquí que otorgaría a nuestro país mayores posibilidades en el Norte de Africa. Sin embargo, en Ceuta fueron atacados los trabajadores que construían el fuerte de Santa Clara, dentro del recinto de la ciudad. Sin hacer caso de las protestas y advertencias, en la noche del 10 al 11 de Agosto de 1859, los hombres de la cabila de Anyera, limítrofe con Ceuta, arrancaron los hitos de la frontera y destruyeron el escudo de España. El Gobernador de la ciudad española pidió al caid de este territorio el castigo de los culpables pero, muy al contrario, al reanudarse los trabajos fueron muertos varios trabajadores españoles.
Después de complicadas negociaciones que no llevaron a ninguna parte, el 22 de Octubre, España declaró la guerra a Marruecos con el apoyo en las Cortes de todos los partidos políticos. Como respuesta, el Sultán Muley Mohamed proclamó la Guerra Santa. Tomó el mando de las tropas que procedentes de la Península se fueron concentrando lentamente en Ceuta, el mismo Presidente del Gobierno Leopoldo O´Donnell y Joris, que inmediatamente avanzó hacia el sur con tres Cuerpos de Ejército y una reserva, mandados por los Generales Echagüe, Zabala, Ros de Olano y Prim, con la División de Caballería del General Alcalá Galiano, protegiéndose todos con la Escuadra que, formada por barcos de vela, de hélice y de rueda, estaba al mando del Almirante Díaz de Herrera.
Después de las batallas de los Castillejos, Tetuan y Wad Ras, todas favorables a España, el Príncipe Muley el Abbas, hermano del Sultán que mandada las tropas marroquíes, solicitó celebrar una entrevista con O´Donnell para fijar un acuerdo preliminar de paz. El encuentro se produjo el 25 de Marzo de 1860 en una tienda que se instaló bajo un viejo árbol en el Fondak y se concertó una tregua que comenzó a tener vigencia en el acto. Desde ese momento, el citado árbol entró en la historia de España, a pesar de encontrarse ahora olvidado y moribundo, muy cerca de los cientos de coches que circulan por esa carretera.
Medio siglo después
Desde que se firmó la paz de 1860, el Fondak y el árbol centenario presenciaron cientos de sangrientos combates por la ocupación de este paso que abría o cerraba la puerta de Tánger y del camino hacia Larache. En 1915 la pesadilla se llamaba Muley Ahmed el Raisuni, el Cherif de Tazarut, que dominaba la mayor parte de Yebala.
Después de una campaña en la que España sufrió un gran número de bajas y la acción militar y la política utilizaron caminos opuestos, una combatiendo sin tregua y la otra negociando con el Raisuni, el Gobierno ordenó al nuevo Alto Comisario, el general Gómez Jordana que llegara a un pacto con el Cherif. Tras largas negociaciones en las que intervinieron decisivamente el Cónsul Juan Zugasti y el Intérprete Clemente Cerdeira, se llegó a un acuerdo por el que Jordana y el Raisuni se encontrarían en el Fondak, cuyo paso estaba cortado y el pacto permitiría su apertura.
Sin embargo, ni el Raisuni se fiaba de los españoles que hacía poco tiempo estuvieron mezclados en la muerte de su emisario Al Kalay, ni el Alto Comisario Jordana confiaba en el Cherif, por lo que ambas partes tomaron grandes precauciones en los terrenos próximos adonde debía celebrarse la conferencia de paz. Así, Muley Ahmed Raisuni compareció con 3.000 harkeños, y los mas combativos, pertenecientes a las cabilas de Wadrás y Beni Ider, ocuparon las alturas que circundaban el lugar de la reunión. El General Gómez Jordana tampoco fue solo, ya que se hizo acompañar por cinco Escuadrones de Caballería a las ordenes del Coronel Uzqueta y, además, dejó muy cerca, en la posición de Laucién, al Regimiento del Serrallo, apoyado por Artillería e Ingenieros.
"Mohamed Ahmed El Raisuni que protagonizó las campañas en Yebala contra España y una de ellas fue a causa del dominio del Fondak"
Como asesores y consejeros, el Alto Comisario Jordana se hizo acompañar de los dos artífices del encuentro, el Cónsul Juan Zugasti y el Intérprete Cerdeira, si bien ambos acudieron al Fondak en difíciles momentos. En efecto, Zugasti tenía a su esposa en coma en un hospital de Tánger y Cerdeira, sin cuya asistencia debería posponerse la cita por imposición de Raisuni, asistió conducido en camilla, pues estaba reponiéndose de una herida de bala en la pierna que había matado también a su caballo, días antes. A pesar de los presagios, la reunión transcurrió sin incidentes y tuvo lugar bajo el mismo árbol del Fondak donde se celebró el acuerdo concertado entre Muley el Abbas y O´Donnell. Por tanto, el citado árbol, más de medio siglo más tarde, presenciaba otra página de la historia de España. Cierto es que ambos acuerdos no trajeron soluciones definitivas ya que en la primera ocasión, la victoria no se explotó suficientemente y en la segunda, el Raisuni siguió aportando disgustos a los sucesivos Altos Comisarios y el mismo Jordana murió en su mesa de un infarto, que muchos atribuyeron a las dificultades que encontró siempre en sus tratos con el Cherif.
Tres generales en la sombra
El año 1919 transcurría con problemas políticos en Madrid que afectaban a las operaciones en el Protectorado. Fallecido Jordana, el nuevo Alto Comisario Dámaso Berenguer tenía una función política careciendo de mando directo de las fuerzas, las cuales estaban a cargo de los Comandantes Generales de Ceuta, Melilla y Larache y esto obligó a continuas consultas y equilibrios. El Cherif Raisuni estaba otra vez en pie de guerra y, tras la desastrosa operación de Cudia Rauda que provocó la disolución de tres compañías del Grupo de Regulares de Ceuta para reforzar las seis restantes a causa de las bajas, quedó decidida la ocupación del Fondak de Ain Yedida para asegurar las comunicaciones de Tetuan con Larache.
Para operar en zona tan peligrosa, se reunieron unos 12.000 hombres bajo el mando de los Generales Vallejo y Fernández Silvestre que había sido nombrado Comandante General de Ceuta. Cuando la operación estaba en marcha, la compañía (mía) de la Policía Indígena destacada en Malalién (Haus) se sublevó el 25 de Septiembre de 1919 matando a sus tres oficiales y pasándose al bando del Raisuni. Los planes, no obstante siguieron adelante y el 27 del mismo mes se inició la ofensiva sobre el Fondak. El 5 de Octubre Castro Girona dio el último empujón y las tropas ocuparon el célebre paso montañoso a costa de más de 150 bajas.
El 6 de Octubre de 1919 la historia se repitió. El Alto Comisario Berenguer que había seguido el avance con gran preocupación, acudió al río Agrás desde la capital del Protectorado. Allí bajaron también el Comandante General de Ceuta Silvestre y el de Larache Barrera. El lugar del encuentro fue de nuevo el árbol del Fondak y se brindó por O´Donell, por Muley el Abbas y por la paz de 1.860 . En segundo término pero también cobijados bajo el gigantesco árbol, estaban los otros protagonistas del día: Sanjurjo, Castro Girona, Casa Davalillo, Nuñez de Prado y Vallejo.
Encina, olivo o acebuche
Todos los autores coinciden en que, bajo ese árbol centenario, tuvieron lugar ambas conferencias de 1860 y 1915 y la reunión de generales de 1919 pero, sin embargo, no hay unanimidad en cuanto al tipo de especie de que se trata, a pesar de que el mismo puede que exista todavía y puede ser visitado fácilmente. Ricardo de la Cierva, en su biografía “Francisco Franco, un siglo de España” (Editora Nacional. Madrid, 1973), inserta una fotografía en la página 117 con el siguiente pie: “La añosa encina, entre Laucien y el Fondak de Ain Yedida, que sirviera de punto de cita a O’Donnell y Muley el Abbas para la firma de la paz de 1860, reunió a Jordana y el Raisuni cincuenta y seis años más tarde con parecido talante pacificador, aunque su pacto tuviera un alcance más limitado”. Sin embargo, el tomo I de la Historia de las Campañas de Marruecos (Servicio Histórico Militar), en su página 313 dice “bajo las ramas de un gran olivo que todavía se conserva……” Una tercera opinión, creo que exacta, mantiene que se trata de un acebuche, especie de olivo silvestre, muy parecido a aquel. Partiendo de la base de que no es una encina como mantuvo Ricardo de la Cierva, en árabe, el olivo sería “zaituna” y el acebuche “zaituna eberri“, que significaría “del campo” o “silvestre”.
En cualquier caso, el olivo o acebuche de Ben Salem, “del hijo de Salem”, que es su nombre, esperemos que continúe allí, al otro lado del río Agrás, lleno de recuerdos, mientras los viajeros pasan junto a su tronco con total indiferencia.