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La andadura de la Academia Liceo Ceuta comienza en 1996 en la calle Agustina de Aragón y continúa ahora en sus nuevas instalaciones de Pasaje Mina
Javier Ávila Rivera abrió en octubre de 1996 las puertas de la Academia Liceo en la calle Agustina de Aragón. Veinte años más tarde vuelve a abrir las mismas puertas, esta vez en el cruce del Pasaje Mina con la calle General Aranda, a una distancia de poco más de un centenar de metros. Hoy como entonces, explica Ávila, la Academia Liceo tiene “una clara vocación de impulsar la educación y la formación como pilares básicos de la sociedad”. Continúa desarrollando su labor principalmente en el ámbito de las ciencias. Hace dos décadas Javier Ávila optó por este campo por dos motivos. Primero, porque había estudiado Ciencias Físicas y es un área que domina. Y en segundo lugar, son las materias que mayor dificultad tienen para los estudiantes. Hoy, como en 1996, las Matemáticas, la Física y Química... continúan teniendo un protagonismo especial en las clases que se imparten en la Academia Liceo.
Sin embargo, la labor realizada a lo largo de su trayectoria no se ha limitado a esas materias. Ávila recuerda que uno de los primeros alumnos fue Fernando Pérez Padilla, actual director territorial del Ingesa. Hace años acudió a la Academia Liceo para realizar un curso de Gestión Empresarial que impartió la economista Manuela Fernández de Austria.
“También hemos dado cursos como centro colaborador del Plan FIP (de Formación e Inserción Profesional) para desempleados en colaboración con el Instituto Nacional de Empleo a finales de los años 90 en áreas empresariales e innovadoras en Ceuta, como técnico en Márketing, Técnicas de Documentación, Contabilidad Financiera, Bibliotecas...”, recuerda Ávila.
En cualquier caso, al margen del tipo de curso o de alumno, uno de los principales objetivos de Academia Liceo, señala su responsable, siempre ha sido “trasmitir la cultura del esfuerzo para alcanzar los objetivos y a la vez disfrutar del conocimiento aprendido”. Ávila explica que no sólo se trata de resolver las dudas o problemas del alumno en una determinada área, sino también se busca “hacerle ver que sin esfuerzo y motivación es muy difícil conseguir ese objetivo”. En muchas ocasiones, esa labor de motivación del alumno no la pueden hacer los profesores de la enseñanza reglada porque se encuentran con aulas masificadas y la obligación de completar un temario, lo que les deja casi sin tiempo para hacer un seguimiento personalizado de los estudiantes.
Inculcar en los alumnos la cultura del esfuerzo es un objetivo que se ha mantenido invariable en la Academia Liceo a lo largo de sus veinte años de historia, aunque los estudiantes de antes no son como los de ahora. En este tiempo, el nivel académico de los alumnos a los que se imparte clase es superior y también es mayor su implicación a la hora de aprender. “A lo largo de estos veinte años sí que he visto un aumento en la motivación y en el esfuerzo para conseguir aprobar o alcanzar las metas”, explica Ávila. Considera que ahora hay más presión con las notas, cada vez se requiere una mayor formación específica, se busca alcanzar unos niveles específicos para continuar con los estudios superiores. De hecho, a nivel universitario Academia Liceo continúa ofreciendo preparación completa para Didáctica y Aprendizaje de las Matemáticas en Educación Primaria e Infantil de la Facultad de Educación, Bioestadística en Grado en Enfermería, Matemáticas Financieras y Técnicas Cuantitativas en Grado de Administración de Empresas, Análisis de Datos, Diseño de Investigación y Psicometría en Grado de Psicología de la UNED, así como Métodos Estadísticos en múltiples grados universitarios como Psicopedagogía, Antropología, Trabajo y Educación Social. Las clases que imparte también abarcan Educación Secundaria (ESO), Bachiller, Selectividad, Grado Medio y Superior, Academias Militares en áreas de Física, Química, Economía, Matemáticas, además de Grados Universitarios en Farmacia, Medicina, Ingenierías...
Todo ello en las nuevas y más amplias instalaciones del Pasaje Mina. Allí, “seguiremos impulsando la educación, la formación y la cultura del saber como ejes fundamentales de nuestro trabajo diario”, asegura Javier Ávila.