Le acusaron de un delito de falsedad de documento oficial por el que le pedían hasta 2 años de prisión y multa. El llamado M.L.A., vecino de Ceuta, ha terminado absuelto dejando atrás la pesadilla de toparse con una privación de libertad después de haber presentado un justificante profesional de tramitación de vehículos que había sido manipulado sin que él fuera consciente de dicha acción.
De hecho siempre mantuvo que había sido víctima de un engaño siendo su único error la compra de un vehículo.
Los hechos que han dado pie a este procedimiento judicial que ha terminado con sentencia absolutoria dictada por el Juzgado de lo Penal número 1 se remontan al 6 de agosto de 2022, cuando la Policía Nacional requirió al acusado en plena estación marítima, en el control de vehículos, que exhibiera su documentación y la de su coche Volkswagen Polo.
Fue en ese momento cuando se comprobó que el justificante profesional de tramitación de vehículos presentado estaba manipulado pero, tal y como considera su señoría en la sentencia a cuyo contenido ha tenido acceso El Faro de Ceuta, no queda probado que el acusado fuera consciente de esa manipulación, en concreto en su fecha.
Este documento se suele emitir para que quien adquiere un vehículo pueda circular mientras se realiza el cambio de titularidad.
La sentencia absolutoria ha sido dictada por el Juzgado de lo Penal 1
La Policía detectó que estaba falsificado y así lo verificó en juicio oral el agente que realizó el atestado, quien explicó que el documento le resultó sospechoso porque estaba a nombre de otra persona que además tenía reseñas por falsedad documental. El código QR no se podía leer y al consultar las bases de datos comprobaron que el vehículo estaba a nombre de la empresa Power Autos Ocean SL y tenía varios precintos por embargo.
La Guardia Civil añadió que el documento estaba alterado tanto en su fecha como en el QR que ya no funcionaba.
La clave de está absolución se sustenta en las dudas sobre la autoría de la manipulación, en si el acusado sabía o no de la comisión de ese delito que en esencia pretendía camuflar el auténtico origen del vehículo.
A juicio de la magistrada titular del Penal 1, la explicación aportada por M.L.A. fue “coherente y plausible”, al narrar que él solo compró el coche en la empresa Power, dispensándosele un justificante de 90 días para poder circular mientras se llevaba a cabo el cambio de titularidad.
Con posterioridad el responsable de dicha empresa le fue dando más justificantes con distintas fechas conforme se cumplían los plazos, sin reparar en si el QR estaba trastocado ni tampoco podía comprobar la veracidad del documento con el que, ajeno al delito, estaba circulando.
El acusado se presentó como víctima de toda esta situación ya que su única culpa fue comprar un coche, confiado en que los justificantes que le iban dando eran legales sin saber que, en el fondo, estaba siendo engañado. Él solo compró el turismo, por lo que insistió en que no tenía interés en incurrir en estas prácticas.
Existen “dudas razonables” sobre si el autor de la falsedad fue el acusado o si hizo uso del documento sabiendo que era falso.