El tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta absolvió a un trabajador del Samu acusado de delitos de tortura, otro leve de lesiones y maltrato de obra.
La resolución judicial no es firme, y de hecho el Ministerio Fiscal se reservó el derecho a recurso. Ese absolución se dictó justo al término de la celebración de la vista oral tras escuchar las testificales de varios de los testigos, así como del acusado y los denunciantes.
Uno de los menores señaló que el 3 de septiembre de 2021 se produjo en el Centro de Menores La Esperanza un incidente entre él y otro residente tras el cual, el acusado, junto a un vigilante de seguridad, se lo llevaron apartado y en la zona del comedor fue agredido a patadas y puñetazos además de que se le pisó la cabeza, sin llegar a causarle lesión.
Este menor señaló que esa agresión se la comunicó al director del centro y recalcó que el acusado siempre trataba “súper mal” a los menores. Asimismo, dijo que no quería dinero solo “justicia”.
Otro menor, que denunció esa supuesta agresión unos meses después, señaló que nunca había tenido un problema con el acusado, destacando que de hecho mantenían una buena relación. Eso sí, destacó que tuvo una discusión con otros residentes por una maquinilla de pelar le había “insultado, me dio un empujón contra la pared y me propinó un bofetón”.
En lo que se refiere al vigilante que estuvo presente en la supuesta agresión del 3 de septiembre de 2021, señaló que se encontraba en el patio cuando empezó a escuchar gritos de una posible pelea. “No le agredió, solo intentamos que no se autolesionara porque estaba fuera de sí y se quería cortarse con un alambre”, explicó.
En este sentido, habló que consiguieron apartarlo del grupo y llamar a la educadora para que se relajara. “Son niños, hay peleas diarias pero ningún trabajador les agrede”, dejó claro.
Una de las testigos que también trabajó durante ese tiempo en el centro fue la única que respaldó la versión de uno de los menores. Señaló que se encontraba en el pasillo y vio cómo se llevaban al menor tanto el acusado como el vigilante. Que tras perseguirlos, contempló como le agredió con patadas y puñetazos y le pisó la cabeza.
En ese sentido, señaló que no reaccionó porque físicamente eran superiores a ella y que el acusado estaba “tan agresivo” que tuvo miedo a meterse en medio. “Lo único que hice fue rápidamente ponerlo en conocimiento del director, porque no me pareció una conducta normal”.
Por último quiso señalar que el acusado tenía “atemorizados” a los menores y que utilizaba un palo para darles en la cama y así tener el control.
La mediadora intercultural defendió en cambio al acusado, señaló que para los menores “era un ejemplo” ya que él estuvo en su situación años atrás.
“Jamás le ha pegado a un menor, es más para muchos de ellos era un referente. Yo les podía dar la misma orden 15 veces, que no me hacían caso, llegaba él y entre risas le obedecían de inmediato”.
Sobre lo ocurrido el 3 de septiembre, la mediadora señaló que hubo un tumulto entre ellos y que lo único que hicieron fue separar para que acabara la pelea. “Si yo hubiera visto cualquier agresión, soy la primera que hubiera ido a la Policía Nacional a denunciarlo”.
El director del Centro de Menores de la Esperanza señaló que una de las trabajadoras fue a contarle la agresión. “Lo que hice fue llamar al menor, que me dio la misma versión, y mi trabajo fue ponerlo en conocimiento de Fiscalía de Menores para que lo investigara”.
Una denuncia de Guerrero
El director destacó que el acusado también estuvo siendo menor en el centro y siempre tuvo un buen comportamiento. “Nunca tuvo una acción negativa, y por eso se decidió contratarle. Además era una buena elección para que los chicos tuvieran un ejemplo al que seguir”.
El director señaló que hubo una reacción por parte de los trabajadores que le dijeron que el doctor Javier Guerrero quería que el acusado no estuviera trabajando en el centro. “Se dice que el acusado fue el que dio difusión de una fotografía del señor Guerrero con un menor. Después de que ocurriera ese hecho, días después, la trabajadora vino a contarme la supuesta agresión”.
El último en declarar fue el acusado, quien destacó que tenía una buena relación con los menores y que lo único que evitó fue una reyerta mayor y que el menor denunciante se autolesionara.
Asimismo, destacó que después de recibir la denuncia de Javier Guerrero por “haber difundido supuestamente una fotografía” cambió todo y fue cuando le llegó “la otra denuncia”.
El acusado, además, quiso añadir que nunca hubo una segunda agresión sino que fue él quien recibió un bofetón. “No lo quise denunciar porque yo he pasado por la misma situación que ellos, necesitan papeles para que no los expulsen, y no quise meterle en un marrón”.