Nunca llueve a gusto de todos, pero cuando la lluvia le viene bien a la mayoría no hay argumento que sostenga el discurso catastrofista, aunque todas las opiniones son iguales de respetables.
El próximo día 17 está prevista la apertura de las fronteras de Ceuta y Melilla. Una noticia que ha sido muy bien acogida por el comercio local, por los asalariados del taxi, el sector hotelero y restaurante de ambas ciudades, es decir, el comercio en general. Abrir la frontera redundará en beneficio de estos sectores tan castigados por el cierre de los pasos fronterizos y por el dichoso virus. Una apertura que beneficia a todos los ciudadanos, pero debe ir acompañada de unas medidas de seguridad aceptables para evitar conflictos que puedan provocar un nuevo cierre.
En cuanto a los requisitos para entrar, cada día aparecen nuevas noticias. En principio no iban a entrar coches, pero ahora parece que a partir del martes podrán entrar vehículos procedentes de Marruecos, cosa normal o que debería ser normal, pero será normal si los vehículos que accedan a ambas ciudades reúnen las condiciones de seguridad para circular por nuestro país, porque los ciudadanos no entienden que a nuestros vehículos se les exijan unas inspecciones técnicas aceptables y los vehículos con matrícula de Marruecos accedan en unas condiciones poco recomendables para circular por nuestras carreteras.
Pueden pensar que esa es la misión de los guardias civiles y policías que prestan servicio en ambas fronteras, pero si nuestras autoridades quieren un control en condiciones de entrada en ambas ciudades, se necesitarán más guardias civiles y policías, sobre todo, porque si desde el martes no se comienza con controles rigurosos en unos meses nos encontraremos en el mismo caos que antes del cierre de las fronteras de Ceuta y Melilla. Eso es tal como decimos.
El martes no habrá problemas, porque las autoridades de ambos países estarán pendientes de que todo funcione a la perfección el primer día de la apertura, pero desde AEGC nos tememos que pasados los días comenzarán a relajarse los controles y al final estaremos inmersos en el caos al que estábamos acostumbrados. Y esto que decimos no lo hacemos por mero capricho, ni es la opinión de una persona de la asociación, es la opinión generalizada de todos los guardias civiles de ambas ciudades autónomas.
Según parece podrán cruzar las personas que reúnan los requisitos sanitarios del espacio Schengen y los transfronterizos que dispongan de certificado de vacunación, lo que no sabemos es quién controlará esos requisitos, quien solicitara los certificados de vacunación y cuáles son las medidas preventivas que para el control sanitario. Nos tememos que todo quede en papel mojado.
Hemos dado nuestra opinión públicamente en más de una ocasión, aunque poco caso se nos ha hecho, pero desde AEGC nos tememos que tendremos que ser más contundentes es nuestras peticiones y recurrir a otras instancias, sobre todo porque nos tememos que hay normas y requisitos muy difíciles de poder gestionarse. Sobre todo, por la cada vez más mermada plantilla en ambas fronteras y los perímetros fronterizos. Pero de eso ya hablaremos otro día.
Hemos dicho en más de una ocasión y lo volvemos a decir, que AEGC es una asociación apolítica, que nuestro objetivo es defender los derechos de los guardias civiles y protegerlos jurídicamente. Esa es nuestra principal misión, además de proteger a los ciudadanos de nuestro país y proporcionarles seguridad porque la misión de los guardias civiles es la prevención para dar seguridad a los ciudadanos.
Dos años es mucho tiempo para poner excusas sobre la implantación de medidas de seguridad para los guardias civiles que realizan el servicio en la frontera. Dos años es mucho tiempo para que los ciudadanos de ambas ciudades sigan siendo ciudadanos de segunda, porque los controles preventivos no están en las entradas a las ciudades autónomas y sí a la salida de ciudadanos al tan cacareado espacio Schengen.
Dicho queda.