Los españoles tenemos la costumbre de hacer referencia a lo deprisa que pasa el tiempo haciendo alusión a una fecha señalada, como puede ser un acontecimiento familiar. La coletilla es siempre la misma “parece que fue ayer y hace ya dos años que nació, etc…”. En Ceuta y en Melilla comienza a medirse por los meses que cerró la frontera.
Hace muchos años, en 1971, se cerraron las fronteras de Ceuta y Melilla por una epidemia de cólera y, como en esta pandemia, españoles y marroquíes tuvieron que resignarse y adaptarse a una nueva forma de vida. Recuerdo que, aunque tenía unos 10 años, nuestras madres se quejaban de la falta de productos que entraban de Marruecos. No recuerdo los meses que estuvo cerrada, pero sí cómo mi madre y las vecinas echaban de menos a estos comerciantes ambulantes a domicilio que también surtían a las pequeñas tiendas de barrio.
En aquellos años, los más viejos recordarán que los marroquíes entraban con mulos o burros cargados de verduras, frutas y carne. Una vez en Ceuta concentraban a los animales en la curva de Amaya, junto a la antigua barriada del Cuadro, donde los niños nos reuníamos a pedirles que “nos dejaran montar el mulo” y a cambio le facilitábamos el pan sobrante de nuestras casas para los animales.
“Abrir el paso de personas y vehículos será la gran noticia de 2021 para ambas ciudades autónomas, porque generará empleo y potenciará la economía en todos los sectores. Taxis, hoteles, agencias de viajes, navieras, restaurantes, el comercio abandonará el letargo...”
Aquel cierre y este último tienen un denominador común, que no es otro que habrá un nuevo modelo de paso. No se sí mejor o peor, tampoco es mi intención dar mi parecer sobre el nuevo modelo que, más pronto que tarde, conoceremos oficialmente y del que, de alguna manera, todos hablamos pero muy poco sabemos. Del primer cierre recuerdo que el paso de estos animales se perdió poco a poco; las frutas y verduras comenzaron a escasear al implementarse controles sanitarios más rigurosos y otros productos como la carne fue prohibida cosa que muchas abuelas del barrio lamentaban, porque el carnicero, el entrañable Abdeselam, ya no les podía traer sus pedidos.
Ahora que el COVID 19 nos va dando un pequeño respiro y que la sintonía entre ambos países es la deseable empiezan los rumores sobre la posible apertura del paso de personas y vehículos entre ambos países. Sin embargo, esta apertura será diferente, porque se da por finiquitado el porteo de mercancías en coches patera y personas. Un cierre que estaba anunciado por la muy mala imagen que se daba al ver a personas cargadas inhumanamente, por los continuos problemas de seguridad que provocaban las avalanchas de personas y las denuncias de empresarios marroquíes sobre la entrada de millones de euros en géneros sin pagar derechos arancelarios.
Abrir el paso de personas y vehículos será la gran noticia de 2021 para ambas ciudades autónomas, porque generará empleo y potenciará la economía en todos los sectores. Taxis, hoteles, agencias de viajes, navieras, restaurantes, en definitiva, el comercio en general abandonará el letargo en el que estaban inmerso y, sin lugar a duda, ocurrirá lo mismo al otro lado de ambas fronteras.
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