Los amigos de Abdel Rahim, de 19 años, lo buscan desde que el pasado 29 de octubre perdieron la pista sobre su paradero. Este joven, natural de
Alhucemas, quería cruzar a Ceuta. Su intención era hacerlo con otros amigos que sí fueron rescatados, pero de él nunca más nada se supo. Han esperado días por si surgían noticias, por si el joven llamaba a casa. Recibieron de hecho varias informaciones sobre que podía haber llegado a su destino, pero todas eran erróneas. Abdel Rahim se ha convertido en otro
joven desaparecido del que nada más vuelve a saberse tras anunciar su marcha.
El viernes 29 de octubre fue cuando partió desde Castillejos junto a otros jóvenes, en una de las expediciones que se han convertido en rutinarias y que tienen a la frontera sur como escenario protagonista. Desde ese día, cuando salió a las siete de la mañana, su teléfono ya no funciona. Su amigo, Mohamed, pide ayuda. No sabe la ropa que llevaba cuando se arrojó al mar, aunque presumiblemente se enfundó en un traje de neopreno como el resto de marroquíes que ven en ese tipo de travesías una forma de escapada, de dejar atrás su país.
Al igual que otros marroquíes, Abdel Rahim quería cruzar a Ceuta pensando que iba a encontrar el trampolín idóneo para pasar al otro lado. Era el motivo que le cegó: la búsqueda de una oportunidad, de una alternativa de vida que no había encontrado en su tierra. Se marchó porque las noticias que trasladan quienes ya están en la Península suponen el motivo suficiente como para emularlos. No reparan en las desgracias, ni en las muertes, ni en la cantidad de desaparecidos o de enterrados -muchos sin identificar- en los cementerios. Puede más la sensación de que obtendrán un futuro.
El cierre de la frontera alimentó aun más esa sensación de ahogo, ante la anulación de las únicas inyecciones económicas que existían vinculadas directamente a los negocios nacidos en el entorno fronterizo. Cerrado el paso por el coronavirus se perdieron muchos trabajos.
Los amigos y familiares de Abdel Rahim piden ayuda para saber algo sobre su paradero, un dato al menos que calme su inquietud.