De nuevo, a pesar de no estar en primera línea pública ni política, me toca defenderme de los ataques del Consejero de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Partido Popular, Emilio Carreira, quien en una clara obsesión hacia mi persona, vuelve a incluirme en sus exabruptos y declaraciones públicas para defenderse de sus propios actos, usando la mentira como única estrategia. Actos que nos deben avergonzar a todos, independientemente del partido político en el que se milite e incluso si no se milita en ninguno, como es insultar de una manera tan grave, llamando "hija de puta", a una mujer que además es diputada democráticamente elegida por miles de ceutíes.
Lo que trata el señor Carreira es de desviar la atención y, a sabiendas de que miente, verter acusaciones infundadas sobre cualquiera que le ayude a poner el foco en otra parte que no sea él.
Personalmente siento una gran animadversión del gobierno del Partido Popular y se refleja en comportamientos como este y en decisiones que me afectan a nivel personal y profesional. Mi condición de funcionario de carrera por oposiciones desde el año 2007, me sitúa en una posición de desventaja a la hora de defenderme y recibir estos ataques pero aun así no me callarán.
Los argumentos de Carreira y del PP contra mí es uno muy conocido, llegué a Ceuta a hacerme cargo del PSOE, y ahora recientemente, también que vivía en Algeciras en mi etapa de diputado.
Adjunto certificado de empadronamiento en la ciudad para que los Medios podáis comprobar que mi fecha de empadronamiento data del 05/11/1996, hace 21 años, cuando yo tenía 17. Por lo tanto, haciendo una proyección a futuro, si ahora con 38 años llevo 21 en Ceuta, cuando tenga 59, la edad de Carreira, llevaré 42 años en la ciudad, superando sus 30 años de residencia que ha puesto como argumento e hito para medir su grado de "ceutismo" y compromiso caballa.
Por otro lado, lo de que vivía en Algeciras es algo muy burdo, que todo el mundo sabe que no es cierto, incluyendo al propio Carreira, lo que demuestra la catadura moral de este señor.
Él ha declarado que difamar es de si vergüenza, y yo añado que desviar la atención sobre otros es de cobarde y mentir sobre alguien a sabiendas de que se está mintiendo, es de mala persona.
Pero con todo, como sé que lo que realmente le ocurre a este "señor de las malas artes políticas" es que está obsesionado conmigo, le he dejado esta mañana en su despacho, una foto mía para que le ayude en su añoranza de mi.