Resulta que lo sucedido en mayo en Ceuta no existe para el Ministerio de Interior. No existe ni un solo de los más de 12.000 marroquíes que cruzaron los espigones fronterizos desde la madrugada del 17 de mayo, cuando a la Guardia Civil no le quedaba otra que contemplar cómo entraban a nado familias al completo mientras Marruecos abría las puertas y miraba hacia otro lado. El flamante ministro ha decidido cerrar 2021 sin incluir en el juego estadístico de la transparencia lo sucedido durante 3 días seguidos en Ceuta, al menos para que se le ponga ya una cifra. El último balance de Interior sobre los primeros 15 días de entradas migratorias de este 2022 ya ni siquiera incluye la coletilla del ‘todavía no se ha recogido lo sucedido en mayo’. Así, de un plumazo se olvida todo aquello obviando el más elemental principio de claridad. Muchos creerán que no es importante saber ese dato. Claro que lo es. Conocerlo significa que Interior dispone de cierto control de lo que sucedió aquel mes de mayo. Me temo muy mucho que ni siquiera sabe lo que realmente pasó y se mueve en torno a lo que fue una de las crisis más graves con meras estimaciones y suposiciones. La gestión informativa que se hizo en torno a lo que estaba pasando fue, de hecho, un auténtico desastre. Mientras entraban decenas y decenas de personas en esa madrugada del 17 de mayo, los gabinetes oficiales estaban callados. Cuando a las siete de la mañana de ese lunes las cifras de entradas superaban el centenar, ya comenzaron los nervios, pero el grifo informativo oficial siguió cerrado sin ser capaz de ofrecer un dato real de lo que sucedía o, peor aún, contando medias verdades que son las peores de las mentiras. Y a eso todavía hoy, casi un año después, se sigue jugando sin importar las críticas y empecinándose desde las más altas instancias en no poner datos y nombres a una crisis sin parangón, una de las más duras entre España y Marruecos que tuvo su mayor azote con Ceuta. Marlaska sigue sin ser claro, sigue jugando a esconder los datos.