Paco, ¿Cuántas veces has pintado el escudo de nuestra Cofradía? ¿Cuántas veces has dorado la Corona de Espinas que rodea un corazón atravesado por un puñal?. ¡ Un puñal¡, Bendito puñal uno y maldito puñal otro, el que te ha atravesado y ha acabado con tu vida salpicándonos de la sangre que se ha mezclado con nuestras lágrimas. Esta mañana no podía dar crédito al ojear los periódicos, estás en primera página Paco, fíjate que ironía tío, tú que nunca quisiste sobresalir para nada, que siempre te moviste en el anonimato y siempre restabas importancia a tus trabajos en la Hermandad. Aún cuando estoy escribiendo esto vuelvo a mirar los diarios para tristemente comprobar que todo esto no es una broma macabra de McGyber.
Dime Paco, ¿Quién le va a dar tabaco a “Juanillo” a partir de Ahora?, ¿Quién le va a dejar los articulares para que escuche las marchas cofrades? ¿Quién nos va a arreglar tantas cosas que solo tú sabes arreglar? ¿Quién va a dorar una y otra vez el escudo de la Cofradía, ese que tiene una Corona de Espinas rodeando un corazón atravesado por un puñal?.
Cuando estés delante de Nuestro Señor de la Buena Muerte, dile que muy bien, que te quedas ahí, pero que cada año en Cuaresma tendrás que bajar de vez en cuando a la Iglesia de Los Remedios a hacer algunos chapuces que solo tu sabes hacer, y de paso, Hermano Paco, te doy algunos de los abrazos que me faltan por darte. ¡Ah¡, se me olvidaba decirte que si El no quedara muy convencido, habla con Su Madre; estoy seguro que Ella lo arregla.
Paco, un beso, Hermano, que ahora disfrutes ahí todo lo que no pudiste tener en esta tierra, adiós, nos vemos en Cuaresma.