Mi padre es un héroe. No lleva capa ni vuela pero es un héroe. Yo lo he visto. Como buen héroe tiene heridas que así lo atestiguan, más que una capa o que unos músculos.
Últimamente ha luchado contra varios monstruos a los que ha ganado. Como recompensa tiene varias cicatrices que han quedado con forma de sonrisa. Le recuerdan que debe estar contento por haberles vencido.
Mi padre es un héroe. No lleva capa ni vuela, sino que es un pirata. No tiene una pata de palo sino que la tendrá de hierro, de lo que está hecho él entero por dentro. Como su fuerza, su actitud y su voluntad.
Mi madre es una heroína. No lleva capa ni vuela pero es una heroína. También es de hierro. Es capaz de estar tres meses sin necesitar nada más que ropa para tres días, para acompañarlo. Además, ¡tiene poderes mágicos! Es capaz de ayudarlo a mil cosas a la vez, de cocinar caldos encantados, de despertarse y levantarse de un salto, y de parecer animada aunque esté agotada o triste.
Yo tengo la suerte de ser la aprendiz de los dos. Durante estos últimos meses me han dado una lección a diario, y sé que lo seguirán haciendo. ¡No todo el mundo tiene la suerte de tener unos padres así!
Por Paola