E n la noche del sábado día 2 de febrero, los españoles, incluidos los de Baleares, tuvimos que soportar cómo, con nuestros impuestos, con los que se sufraga TVE, - incluida la “Gala de los premios Goya”- y las cuantiosas subvenciones que se dan a la producción cinematográfica, se volvía a faltar al noble propósito de reconocer las producciones españolas de calidad. Tuvimos que sufrir el bochornoso espectáculo de verlo convertido en un mitin político, antijudío y antisemita, para más señas.
La intervención de los autores del documental “Gaza”, no pudo ser más indignante y, sin duda alguna, sesgada. Lo denominamos documental, por decir algo, ya que para serlo, en esencia y con fiabilidad, debería haberse tenido en cuenta, oído y visto a ambas partes, cuestión ésta que, claramente, no se ha dado.
Porque faltaron a la verdad e insultaron a un país - Israel –, que es el único democrático en la zona, en el que conviven, en igualdad de condiciones y con los mismos derechos, personas de diversas nacionalidades, razas y religiones. Un país en el que coexisten partidos de distinto color político, cuyo Parlamento está compuesto por diputados/as, elegidos libremente, de todas las tendencias políticas y de todas las religiones (incluidos musulmanes).
El documental, llegaba a la llamada “Gala del Cine” subvencionado, con 8.000 euros, por la Consellería de “cultura” del Govern Balear, regida por MES.
Escucharles vociferar tal sarta de despropósitos como “este premio está dedicado a los que mantienen la lucha del pueblo palestino”, es totalmente inadmisible. Quizás se refieren al grupo terrorista Hamas, que es quien gobierna desde hace ya muchos años la franja de Gaza, con mano de hierro, que sitúan al pueblo palestino en la mayor de las miserias, en la ignorancia, en el miedo y en la adversidad, mientras sus dirigentes amasan fortunas –como claro ejemplo mencionamos al ya desaparecido Arafat, a quien la revista 'Forbes' situaba entre los dirigentes políticos más ricos del mundo-
El dinero europeo y americano que reciben los dirigentes palestinos no es utilizado para fomentar el empleo entre su población, ni para construir escuelas y hospitales, sino que es utilizado para pagar a terroristas / “mártires”, comprar misiles, construir túneles para atentar contra la población civil israelí, pero ni un solo dólar para combatir la miseria en la que sus dirigentes mantienen al pueblo palestino.
Escuchamos, brazo en alto, a Julio Pérez del Campo gritar “Eurovisión en Israel no”, mientras el dirigente de Podemos Pablo Echenique sonreía tranquilamente y casi todo el resto aplaudía o asentía. No saben o no quieren saber que las bases de un concurso son iguales para todos (menos para los judíos, deben pensar ellos). Es decir, el que gana lo organiza al año siguiente. Quizás en dictaduras como Irán, Venezuela, Cuba, Siria… la decisión sobre quién es el ganador la toman sus dirigentes políticos y así ya se sabe dónde será la próxima sede. Pero en países democráticos como España o Israel, afortunadamente, no funciona así.
Una visita al estado de Israel, les hubiera proporcionado “la otra perspectiva o la otra versión” para realizar un documental con objetividad, con datos verídicos y no sólo con la intención de ser un panfleto político populista. Podrían constatar, por ejemplo, que en los hospitales de Israel se atiende a pacientes de todas las religiones y procedencias - incluidos los que proviene de la franja terrorista de Gaza- o que se suministran productos de primera necesidad a los habitantes de Gaza.
En cuanto al supuesto “aparthaid” israelí, es obvio que los “iluminados” ganadores del Goya al mejor documental no conocen el significado de tan horrible palabra o, lo que es peor, lo conocen y desinforman a propósito, para que no se dude de su antisemitismo. En Israel no sólo se respetan los derechos humanos, sino que todos sus habitantes, sin distinción de religión, sexo o procedencia, disfrutan de los mismos derechos, acuden a los mismos centros sanitarios, colegios, universidades, etc. Y prueba de ello es que hay no judíos (musulmanes, católicos y de otras etnias), en puestos muy relevantes de la sociedad civil, profesionales como jueces, profesores universitarios, directivos de empresas, médicos, personal sanitario en general, etc; hasta misses y cantantes. Y claro… eso no es aparthaid.
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