A la caza del ‘pirata’ del volante

Una buena dosis de intuición, gran memoria visual y el máximo de picardía. Son tres de los requisitos más importantes para dar el alto a aquellos conductores que, bien para subsistir o bien para sacarse un ‘sobresueldo’, tratan de infringir la Ordenanza Reguladora de Transporte de Viajeros en Vehículos

Ligeros. Ocho agentes de la Policía Local son los encargados de detectar, contrastar y finalmente ‘cazar’ a los denominados vehículos piratas. Son los miembros del Grupo Operativo Administrativo (GOA), que en las últimas semanas ha visto incrementada su plantilla en cuatro policías para ganar en eficacia.  Ayer dedicaron buena parte de su jornada a la detención de esos coches logrando, en poco más de dos horas, detectar tres de los cerca de los 14 (casi todos manejados por hombres) de los que se tiene constancia. Aparte, de camino se ‘pilló’ in fraganti a un ciudadano que realizaba vertidos ilegales de escombros en las proximidades de la ITV.
“Nos vemos obligados a variar permanentemente los horarios y los coches camuflados , pues igual que nosotros les tenemos ‘fichados’ a ellos, viceversa ocurre lo mismo”, indica el subinspector jefe del grupo, Manuel Meléndez. Tras poner un pie en la calle el contacto a través del pinganillo y el móvil es constante. Y toca hartarse de paciencia. “Hoy el objetivo es tratar de pillar a algunos de los que tenemos más que comprobados que ejercen como taxis piratas, pero en los días de seguimiento en que todo se basa en la observación y las grabaciones que confirmen la hipótesis de partida es mucho el tiempo en el que hay que estar dando vueltas con el coche o simplemente esperando en una esquina hasta que llegue el sospechoso”, comenta Meléndez.
Distribuidos en varios vehículos, con el apoyo constante de una dotación de Tráfico que se presenta ipso facto en el lugar requerido, arranca la tarde. La ciudad vive ajena a que, atentamente, el GOA observa todos sus movimientos. Empleadas del hogar transfronterizas aguardando a pie de carretera ponen sobre la pista. Y no tarda en aparecer el primero. Un Seat blanco con matrícula de Madrid espera junto a la primera parada de autobús de la avenida Virgen de África. Una señora sube en él. Dirección: la frontera del Tarajal. La coordinación entre varios vehículos propicia que se le dé el alto a mitad de Reyes Católicos. Un agente interroga al conductor y le pide documentación. Otro habla con la pasajera. Ambos dicen que es un familiar, pero ni siquiera conocen el nombre el uno del otro. La mujer termina confesando y marchando a pie hacia una parada de autobús. “Él es marroquí, pero en este caso no se le inmoviliza el vehículo porque es de matrícula española y él tiene permiso de residencia en nuestro país, simplemente se tramitará la sanción y en su momento deberá abonarla”, cuenta el subinspector.
Es el nuevo perfil del ‘pirata’. El marroquí que al quedarse sin trabajo en la península vuelve al norte de su país de origen y se gana la vida en Ceuta. “Quienes hacen esto no suelen tenerlo como actividad principal, sino que más bien se dedican a pasar mercancía y con esto sacan un dinero extra”, cuentan los agentes. A veces, confiesan, deben de andarse con ‘tino’ porque hay trabajadores transfronterizos que, al igual que ocurre en las grandes ciudades, se ponen de acuerdo para venir cuatro o cinco personas juntas a trabajar a Ceuta y eso, por supuesto, no es ninguna irregularidad.
En la misma puerta de comisaría se detiene a un segundo. Ha cogido a su clienta en el Sardinero y, aunque ninguno de los dos lo reconocen, este ‘pirata’ está más que fichado. “Ayer llevó a otra, y antes de ayer a otra... le hemos seguido durante muchos días, no hay duda ninguna”, cuentan los agentes. Como es un coche marroquí la grúa traslada su vehículo al depósito de Benzú a la espera de que se abone la multa correspondiente.
Dos detenciones en poco más de una hora han puesto, quizás, en sobreaviso al resto. “Entre ellos, lejos de hacerse competencia, se ayudan y se llaman cuando ven que estamos actuando”, cuenta Meléndez, “por eso tenemos que variar constantemente el momento del día en que tratamos de pillarles”.  Y a veces la operación se da del modo más casual. Mientras, por ejemplo, dos agentes de paisano aguardan en una parada de autobús de Reyes Católicos. Un coche, de los ‘fichados’, para y ofrece transporte a las mujeres que están ahí por 80 céntimos por cabeza. Una accede y, además de quedarse sin taxi, propicia que el conductor, esta vez un marroquí que vivía en Barcelona, sea amonestado por el GOA.
Cazar a estos ‘piratas’ que hacen la competencia desleal  a autobuses y taxis legales se compagina con la vigilancia de otros aspectos administrativos como la incautación de venta ambulante u el respeto a otras ordenanzas. Tras esta labor específica son incontables las carreras por las rutas que unen los diferentes puntos de la ciudad con la frontera o el puerto. Una paciencia que en tardes como la de ayer se ve recompensada.