En un ambiente cerrado son cuatro los factores ambientales que intervienen directamente en el confort térmico: temperatura del aire, humedad, movimiento del aire y pureza del aire. Los aparatos de aire acondicionado actúan para intervenir en cada uno de ellos en función de los deseos de quienes habitan los espacios donde están colocados.
El edificio del Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) ‘Juan Carlos I’ funciona como una máquina de control de temperatura estropeada. En invierno, como en estos días, las corrientes de aire que rodean las clases hasta por debajo y la humedad que hace acto de presencia en las paredes en cuanto llueve lo convierten en un gran refrigerador.
Anteayer, tras dos días sin calor humano y una ola de frío singularmente aguda, la comunidad educativa del centro se encontró los termómetros colocados en su pasillo principal a 9 grados, un hito. En verano, cuando arrecia el sol, es en las plantas superiores donde se trabaja “como en hornos”.
Con treinta años de vida, el aparejador de la Consejería de Educación que ayer visitó el centro no auguró muchas expectativas de éxito en el control de las condiciones ambientales de temperatura salvo inversión notable desde las arcas municipales. Según explicaron el director del centro y su jefa de Estudios, Rafael Zaragosí y María Luisa Amieva, a juicio del técnico es imprescindible proceder cuanto antes al cambio de los ventanales por otros estancos y actuar sobre el vetusto enlosado de escaleras y otros espacios.
Sería lo mínimo en un inmueble que carece de una estructura mínimamente aislante y en la que únicamente se han reemplazado ya las ventanas del piso superior. “Este problema lo arrastramos desde hace años y nosotros hemos puesto de nuestra parte lo ganado en un concurso educativo para adquirir unos calentadores eléctricos y unos ventiladores para utilizarlos en función de la estación del año pero en invierno las estufas no se pueden encender mucho tiempo ni simultáneamente porque se caen los controladores de tensión”, relata Amieva.
“En su momento”, añade Zaragosí, “también se cambió el cuadro eléctrico pero parece que ni siquiera la instalación interna es capaz de soportar las necesidades de los radiadores”.
Así las cosas, el conserje del centro recibe a las visitas con una braga al cuello que cubre también parte de su cabeza. Durante los recreos, los docentes se equipan hasta con gorros para atender a los niños. “En clase”, advierte una docente en el pasillo que conduce al Salón de actos, donde más se nota el frío, “me lo quito pero la bufanda y el ‘plumas’ hay que dejárselo”.
La Sala de Profesores y la Biblioteca, que se llena en la media hora libre de mediodía, son dos de los espacios que cuentan con una calefacción mínima. La Sala de Orientadores, sin embargo, se identifica como otro de los ‘puntos negros’ de frío intenso y ante su puerta una trabajadora enseña doble calcetín y otra cuatro capas de ropa.
“Hablamos”, lamentó ayer FECCOO en una nota a los medios, “de condiciones de trabajo penosas y tercermundistas para desarrollar la tarea educativa”. La central dejó patente su “más rotundo rechazo” ante la “falta de soluciones y medidas de las que hacen gala las administraciones competentes para facilitar y posibilitar que se puedan impartir las clases en unas adecuadas y dignas condiciones” para los aproximadamente 40 maestros, 560 niños, conserjes y demás personal que trabaja en el colegio, donde los docente bromean con que “hasta las pizarras digitales hay que dejarlas calentando para que funcionen”.
Otros cinco colegios afrontan un problema parecido, según FECCOO
La Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras (FECCOO) de Ceuta tildó ayer en un comunicado de “patético espectáculo reiteradamente denunciado y repetidamente ignorado” la problemática con las condiciones de temperatura que enfrenta del CEIP ‘Juan Carlos I’, que subrayó que “cinco colegios más, los CEIP Pablo Ruiz Picasso, Lope de Vega, Ortega y Gasset, Rosalía de Castro y Mare Nostrum, refieren “condiciones similares”. Para el sindicato que dirige Antonio Palomo “no es admisible que, aunque en estos días se esté padeciendo una situación climatológica coyuntural especialmente adversa, se tengan que impartir y recibir las clases sin poder quitarse la ropa de abrigo y buscando soluciones individuales (radiadores particulares…) que, a la postre, tampoco resultan válidas, al no poder funcionar por falta de tensión eléctrica”.
Lo que dice la ley
Que no sea “molestia”
El Real Decreto 486/1997, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo, establece que “las condiciones ambientales de los lugares de trabajo no deben constituir una fuente de incomodidad o molestia para los trabajadores”.
Temperatura
A tal efecto, señala que “la temperatura de los locales donde se realicen trabajos sedentarios propios de oficinas o similares estará comprendida entre 17 y 27 grados”.
Salud Laboral
Los trabajadores aseguran ser víctimas de continuas gripes y resfriados que “obligan casi a renunciar a la vida familiar para poder seguir trabajando”.