He estado leyendo con mucho interés la revista de Greenpeace de diciembre de 2023, que también está disponible de forma digital. Me ha llamado mucho la atención el título de esta: “Soluciones frente a la emergencia climática”. Toda una declaración de intenciones. En sus páginas también he encontrado el anuncio de un libro, “Contra el mito del colapso ecológico”, de reciente publicación, cuyo autor es el activista ecosocial y científico del CSIC Emilio Santiago.
Como se explica en uno de sus artículos, “cuando el ecologismo da por seguro el colapso, comete un doble error: contribuye a la inacción y distorsiona el análisis de lo que está por venir”. Yo añadiría que dar por seguro el colapso, no solo es no ser conscientes de que tenemos todas las piezas para protagonizar la transformación histórica que necesitamos, como mantiene Emilio Santiago, sino que se está fomentando el negacionismo climático más radical.
El científico Michael E. Mann, profesor de Ciencia Atmosférica de la Universidad Estatal de Pennsylvania, publicó a finales de la década de los 90 del siglo pasado la famosa curva de palo de hockey, que documentaba variaciones de temperatura en el planeta relativamente menores hasta el último siglo, pero que comenzaban a subir de forma espectacular a partir de la Revolución Industrial. La figura tomaba la forma de un palo de hockey y era una forma visual muy potente de ilustrar el rápido calentamiento de nuestro planeta. Esto hizo enfurecer a la maquinaria de la industria de los combustibles fósiles, que comenzaron a financiar ataques sistemáticos a su persona.
Sin embargo, ante la acumulación de evidencias científicas de este calentamiento, el nuevo negacionismo ha tomado un nuevo camino en su estrategia negacionista. Se trata de los denominados “inactivistas climáticos”, cuyas características las explica muy detalladamente este científico en su artículo “Resistirse al nuevo negacionismo”. Esta nueva táctica consiste en generar desesperanza y división, para que no haya una sola voz hablando contra el cambio climático. En este sentido, los nuevos negacionistas, en su cruzada para generar desesperanza, se dan la mano con los que mantienen que todo está perdido y que el colapso ecológico es inevitable.
Ali Thouma es ingeniero agrónomo y un experto en todo tipo de cultivos de secano. Ha trabajado en el Ministerio de Agricultura de Túnez como director del Departamento de investigación durante más de 20 años y en la actualidad trabaja en proyectos de la Unión Europea para soluciones agrícolas en la región mediterránea. Lo explica en la entrevista que le han realizado en Diario Público el pasado mes de diciembre. A pesar de estar preocupado por los efectos catastróficos de la crisis climática, se muestra optimista con las soluciones para luchar contra la misma. “Con estas temperaturas tenemos que pensar en cómo podemos producir alimentos con la agricultura de secano”, nos dice. Y sobre el olivo se explica también con mucha claridad. Es un cultivo de secano, como algunas especies frutales o como los cereales. Complementar su cría con sistemas de irrigación conlleva el uso de energía y la sobreexplotación del agua subterránea.
La organización Greenpeace estructura sus propuestas de soluciones frente a la emergencia climática en cuatro grandes apartados. El primero, y más importante, es referido a la meta de alcanzar emisiones netas cero en 2040. En este apartado destaca su propuesta de invertir cerca del 5% del PIB anual en medidas de transición ecológica justa y la instauración de un Pacto de Estado Ecológico para hacer frente a la emergencia, y proteger la acción climática y la transición energética de los vaivenes partidistas en todas las administraciones públicas.
Otro apartado es referido al uso de una energía limpia, respetuosa con la biodiversidad y en manos de las personas privadas. Destaca aquí la democratización del sistema energético para acabar con los beneficios de los oligopolios y para que los ciudadanos puedan tomar un papel proactivo. Establecer procedimientos ágiles y transparentes para desbloquear el autoconsumo colectivo ayudaría a ello y beneficiaría al 70% de la población en España.
"La organización Greenpeace estructura sus propuestas de soluciones frente a la emergencia climática en cuatro grandes apartados"
El tercer apartado se refiere al derecho a una vivienda de calidad y sostenible. Para ello proponen un Plan de Descarbonización de Edificios de aquí a 2035 y rehabilitar energéticamente 250.000 edificios y viviendas al año durante el próximo sexenio. Por último nos hablan de la movilidad más inteligente y saludable, en donde proponen aprobar una ley de movilidad sostenible y financiación del transporte que incluya objetivos claros de descarbonización; implantar un abono único de transporte o avanzar en la electrificación del transporte público y del vehículo privado.
Por tanto, sí hay futuro. El pensamiento “colapsista”, además de un error, subestima la capacidad de la gente para cambiar las cosas, tanto en las urnas como fuera de ellas. Los cambios culturales hacia hábitos sostenibles en alimentación o movilidad empiezan a ser masivos. Ahora toca armar un ecologismo de mayorías con ambición de liderazgo. Es lo que nos dice Emilio Santiago en su libro, que yo comparto.