Yo pensaba, en aquellos lejanos años, donde las vivencias, todavía las recuerdo. Me sirven como apoyo, a tomar decisiones en mi vida, y muchas veces, me doy cuenta de lo que realmente representan, han representado y representarán en el futuro.
Como por ejemplo aquel dia que mi padre me trajo un pájaro, era un mixto jilguero, estaba en casa y lo recibí con muchísima alegría, ya que cuando fui a visitar, con la compañía de mi padre, a un buen amigo de él, allá por la zona de la Almadraba, donde solo había barracas, eso sí, muy presentables y muy bien distribuidas, y escuché por primera vez el timbrar de los pájaros, que se me quedaron muy bien arraigados en mi ser, que después, siempre he tenido, como mínimo uno.
Este le bautizó mi padre como: ‘Pepito Celedonio’, en honor a un dependiente que había por la zona del centro, junto a la Delegación del Gobierno y al Cine África, muy cercano al patio, donde estuve hasta mis quince años, y mi posterior peregrinaje hacia la populosa Barriada ‘La Pantera’.
Donde también me trasladé con un recuerdo de mi pasado reciente, un ave, que ya no fue de la especie indicada, sino de un canario, que fue la raza, la cual ya me arraigué y nunca he dejado de lado.
Me acuerdo que cuando fui destinado a un pueblo costero de San Sebastián, Donostia, llamado Zarautz, me llevé un ejemplar, que le puso mi mujer, Gugu, era amarillo, con pintas blancas, muy bonito y a la vez cantaba muy bien, lo compré a un buen amigo, que tenía una tienda frente a la Iglesia de San José.
Gugu estaba todo el tiempo fuera y sus trinos, cantares, eran deleitados por todos los vecinos, que tenía al mi alrededor, incluso me lo quisieron comprar, más de uno, pero está posesión, era mía y de mi familia, compuesta por un nene de corta edad y que siempre se quedaba, cuando no estaba jugando en los aledaños de la vivienda, admirando a su querido pajarito, que le daba esas felices sintonías, que le hacía trasladarse hacia un lugar precioso y encantador.
Cuando vinimos de aquellos parajes tan bonitos, no pudo resistir el cambio de estar en la terraza a estar en el interior de una vivienda y se fue al Paraíso de las aves.
Hubo un gran malestar en mi familia, pero qué íbamos a hacer, "se la vi", como se dice vulgarmente.
Pero cuando se nos fue el dolor, fui a buscar un nuevo inquilino para mis habitáculos y se lo compré a un policía nacional que vive frente al estanco de Diego, allí me llevé a un nuevo amigo para la familia y hasta hoy hemos ido cambiando de mascotas y ahora tengo dos que los cuida mi hijo Óscar: Primo y Afro.
Vivo junto a mi mascota.
La cual yo mimo.
Ella me da trinos.
Yo le doy granos.
Y juntos volamos.
En el sendero de la vida.
Que bien estoy.
Junto a mi Primo.
Y eél también me mira.
Y me canta una feliz canción.
Dentro del amor.
Hacia su cuidador.
Que le mira muy feliz.