Dos profesoras del departamento de Sociología aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, Berta Álvarez y Elisa Brey, acaban de publicar en la revista ‘Políticas Mediterráneas’ un artículo sobre la crisis migratoria de mayo de 2021 en Ceuta en el que interpretan lo acontecido como una “reformulación de la teoría de la migración coercitiva planificada”.
Según su lectura de lo sucedido, “al abrir las puertas” de la frontera con la ciudad autónoma, Marruecos buscó establecer un equilibrio entre sus reclamaciones de la soberanía de la localidad española norteafricana y del territorio del Sáhara Occidental. Desde su punto de vista, este caso “sirve para construir un nuevo marco conceptual de la ingeniería estratégica de las migraciones”, que salta de la política interna a la internacional.
“La externalización del control fronterizo por parte de las democracias liberales avanzadas ha reducido su vulnerabilidad interna a la polarización ideológica”, estiman las investigadoras, que aprecian que también “ha aumentado las probabilidades de que la migración coercitiva planificada se lleve a cabo al hacerlos dependientes de sus socios policiales fronterizos”.
Álvarez y Brey consideran que el de la ciudad autónoma es “un caso crítico de la centralidad de los temores de que los recursos de alojamiento se vean inundados en la explicación interna dada la posición geográfica muy expuesta de la ciudad, su aislamiento del continente y sus recursos socioeconómicos relativamente bajos”.
“La soberanía fue una de las principales consideraciones de todos los que tomaron decisiones en Ceuta y Madrid, con los partidos políticos compitiendo para ser vistos como su mejor guardián y renunciando a cualquier estrategia polarizadora democrática liberal supuestamente típica sobre cómo tratar con los inmigrantes”, consideran las autoras del artículo, que entienden que “la disputa por el territorio multiplicó la percepción de que la inundación era un riesgo, ya que podría poner fin al dominio español”.
“El caso Ceuta-Sáhara proporciona una buena evidencia de los vínculos multiescalar y multidimensionales involucrados en la migración coercitiva diseñada, colocando las relaciones internacionales en el centro de la explicación”, añaden las profesoras.
“Autonomía poscolonial”
Desde su punto de vista, “los actores y eventos relevantes abarcan desde el ámbito atlántico, regional y bilateral, e implican cuestiones de inteligencia antiterrorista, ambición territorial y reconocimiento de un tercer Estado, entre otras menos evidentes”.
A tenor de su análisis, “la política interna importa a la hora de explicar que España haya cedido el futuro del Sáhara a los designios de Marruecos” después de la crisis de hace casi tres años, pero no “por razones típicas de las democracias liberales relacionadas con la agitación social y la polarización ideológica sobre el destino de los inmigrantes, sino por otras más características de las autocracias que tienen que ver con el miedo a verse inundadas”.
Además, “para explicar el éxito de la migración coercitiva diseñada en Ceuta, la política interna en Madrid debe observarse en el marco de un apoyo internacional cada vez menor a la autodeterminación del Sáhara y una influencia creciente de Marruecos contra España a raíz de la externalización del control fronterizo”.
“El Gobierno [de Pedro Sánchez] decidió pagar ese precio no sólo para evitar una repetición” de la crisis de mayo de 2021, “sino también para adaptarse a los cambiantes equilibrios de poder, en diferentes escalas: más inmediatamente, debido a un notable aumento de la influencia de Marruecos frente a España y la UE”.
“La apertura de la valla alrededor de Ceuta se produjo al estilo de bravuconadas o signos de autonomía poscolonial que exigen una revisión de la descripción que hace Greenhill de la migración coercitiva diseñada como iniciada por Estados débiles contra otros fuertes”, estiman las autoras
Sin una frontera de verdad y defendiendola, no pasarian estas cosas.