Caminaba junto a mi mascota, cuando divisé una moneda, en la carretera, era de cobre y pequeña. Me acordé de unas palabras de un buen amigo: "Sin un céntimo no se puede coger el autobús".
La verdad que me dio pereza de agacharme y coger esa diminuta moneda, para meterme la en el bolsillo.
Recordé a otro amigo que me dijo: "Dale fuerte con el pie, e intenta a la vez tener un deseo, y que nadie lo sepa".
Cerré los ojos y con toda mi alma le di un fuerte puntapié y lo lancé a gran distancia, tanta que no supe dónde estaba.
Me fui muy contento, ya que el deseo era muy grande, pero a la vez sencillo y muy enternecedor.
Pasaron los días y viendo cómo todo el mundo me deseaba un feliz año nuevo, fue cuando algo de mí me exploró y como si fuera una pequeña voz me prendió en mis sentidos: "Has recibido tu deseo".
Me puse muy contento, alegre y dicharachero, ya que aquel día que puse tanta rabia a ese instante de ceguera, mis deseos fueron: "La Paz en el mundo", y aunque fuera mera educación, había encontrado a personas que buscaban expresar sus sentimientos, habían entrado en mis dichosos momentos, donde una idea había sido enrolada por gente que no conocía.
Una sonrisa fue mi benefactora, donde un triunfo había llegado a mi puerta.
Y con tan poco me he conformado, con escuchar: ”Te deseo feliz Navidad y un prosperó año nuevo".
Gracias mundo por tener unas ideas tan bonitas.
Que todos vayamos por el mismo sendero, de la armonía y las ganas de ser hermanos.